La conferencia internacional de paz de Bagdad que este sábado sentará en la misma mesa a EEUU junto con Irán y Siria constituye el mayor gesto de acercamiento de la Casa Blanca hacia Teherán y Damasco, según los analistas políticos. En esta reunión participarán los seis países que tienen frontera con Irak: Arabia Saudí, Kuwait, Jordania, Siria, Turquía e Irán, a los que se sumará Egipto, Bahrein y los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia y China). Además asistirán representantes del secretario general de la ONU, de la Liga Árabe y de la Organización de la Conferencia Islámica.
El Gobierno estadounidense de George W. Bush ha manifestado que la cita de Bagdad no supone un cambio de rumbo en su política exterior y que no piensa mantener reuniones bilaterales con Siria e Irán, pero los expertos en la zona consideran que sí se detecta un cambio fundamental en la política de Washington. Tras esta conferencia, se espera a fines de mes una reunión de ministros de Exteriores de los mismos países, lo que también ha sido interpretado como el reconocimiento de Washington de la necesidad de contar con Irán y Siria para la construcción de un Irak unido, democrático y que no se base en el sectarismo. "El beneplácito de Bush de sentar en la misma mesa a funcionarios estadounidenses junto con representantes de Irán y Siria significa que abandona la línea dura que ha mantenido con ambos países", aseguró , Ahmed Thabit, profesor de Ciencia Política de la Universidad de El Cairo.
Y es que la conferencia de Bagdad situará por fin cara a cara al "Gran Satán" (como Irán llama a EEUU) con sus principales adversarios en Oriente Medio.En opinión de Thabit, la decisión de Bush es un reconocimiento implícito a las recomendaciones que el ex secretario de Estado, James Baker, y el ex congresista, Lee Hamilton, hicieron en el informe sobre la crisis de Irak publicado a finales del año pasado, un informe que en un primer momento fue descalificado por el propio presidente estadounidense. El documento aconsejaba a Bush más indulgencia en las condiciones para negociar con Irán y Siria sobre la situación de Irak.Bush ha asegurado en múltiples ocasiones que no abriría ningún contacto con Siria e Irán a menos que ambos países introduzcan cambios sustanciales en sus políticas.
Las exigencias de Washington afectan a cuestiones tan delicadas como el programa nuclear iraní y la ocupación siria de El Líbano. El posible cambio de postura de Bush tendría como objetivo aligerar la presión que soporta su Gobierno por la crisis de Irak, especialmente después del envío de un contingente adicional para garantizar la seguridad en Bagdad, en lugar de establecer un calendario para la retirada de las tropas americanas, según Thabit. Mientras tanto los demócratas estadounidenses han mostrado su intención de establecer una agenda para la retirada de las tropas norteamericanas de Irak, a lo que la Casa Blanca ha respondido con que está dispuesta a vetar cualquier ley en ese sentido.
La Conferencia de Bagdad supone la apuesta más ambiciosa para evitar que Irak caiga en una guerra civil que tendría graves repercusiones en el Golfo Pérsico y en el conjunto de Oriente Medio."La reunión de Bagdad debe verse como la aceptación de que las diferentes facciones iraquíes (chiítas y sunitas) han fracasado en la construcción de un Irak unido y que la intervención de otras partes es necesaria para evitar la ruptura del país", decía recientemente el político iraquí, Mayid Ahmed al Samerrai en una entrevista televisiva. Sin embargo, los expertos no se muestran optimistas sobre los resultados de la cita y aseguran que la reconciliación depende de los propios iraquíes y no tanto de sus vecinos. "No se espera que salga un milagro o una solución mágica de la reunión, pero representa el primer intento serio de salvar a Irak" en opinión de Ragheda Durgham, experta en asuntos árabes. Durgham cree que para EEUU y Reino Unido la conferencia de Bagdad es una oportunidad de oro para salir del "callejón sin salida" en el que se encuentran después de haber impuesto a Irán y Siria condiciones imposibles para el diálogo."Parece que Irán y Siria van a jugar un papel clave en el proceso de estabilización de Irak. Esta mediación contará con el apoyo de Washington", declaró un funcionario de la Liga Árabe que pidió el anonimato. "La cita de Bagdad será un examen crucial de sinceridad de Siria e Irán en su papel como mediadores para restaurar la estabilidad del país vecino", añadió.


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