El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, cuya popularidad ya estaba afectada por la desacreditada guerra de Irak, se ha visto salpicado por una serie de escándalos en las últimas semanas, pero todavía le espera lo peor: un enfrentamiento sobre Irak en el Congreso. Una purga de fiscales, la revelación de una operación secreta de la CIA supuestamente para obtener ventajas políticas, noticias sobre la pésima atención médica a los veteranos de la guerra de Irak y la violación de las leyes sobre privaciad por el FBI, se han sucedido para reducir la popularidad del presidente. Pero lo peor para la Casa Blanca no ha llegado aún: este fin de semana se realizaron manifestaciones pacifistas por el cuarto aniversario de la invasión de Irak y el Congreso está considerando aprobar nuevos gastos militares con la condición de que las tropas estadounidenses se retiren de Irak dentro de un año y medio.
Al mismo tiempo aumenta la presión de los legisladores para que renuncie el fiscal general, Alberto Gonzales, por la polémica destitución de cuatro fiscales federales."En términos generales, a Bush no le queda mucho tiempo para hacer algo antes de que se termine su segundo mandato, y todavía le quedan muchos problemas por resolver", dijo David Corbin, un politólogo de la Universidad de New Hampshire." Todo el mundo parece estar poniéndose contra él", expresó para señalar las dificultades que le esperan al primer mandatario para la semana entrante.PopularidadUna encuesta publicada el sábado en la edición digital de Newsweek mostraba que los estadounidenses están cada día más furiosos con los escándalos y ahora quieren ver sangre. El 55% de los consultados dijo que la Casa Blanca ha manejado muy mal el tema de la pésima atención médica prestada en el hospital militar Walter Reed a los soldados heridos en la guerra. Por otra parte, un 45% de los encuestados dijo creer que la administración Bush ha politizado demasiadas áreas del gobierno, en particular el sistema de justicia. Esta situación de desorden en la Casa Blanca se ve agravada por tensiones partidistas, cuando la campaña para las elecciones de 2008 ya empieza a dibujarse en el horizonte.
Bush se ha convertido en una especie de paria y por ahora no está apoyando a ningún candidato de su partido.El apoyo al presidente se mantiene incambiado desde que los republicanos perdieron el control del Congreso en las elecciones de noviembre, con un 30%, según la encuesta de Newsweek. Debido al manejo que ha hecho de la guerra, Bush quedó con el apoyo de sólo un 27% de los estadounidenses encuestados, mientras la mayoría opta por la propuesta demócrata de retirar las tropas de Irak en septiembre de 2008.
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