martes, marzo 20, 2007

Lula sueña con un Gobierno sin oposición

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, sorprende cada día a la opinión pública con polémicas propuestas. Ahora planea pedir a la oposición una tregua de dos años “para ayudar al país a crecer”.

Para ello, según revelaba ayer el diario O Estado de São Paulo, quiere reforzar sus lazos con dos de los gobernadores más importantes del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB): el de São Paulo, José Serra, y el de Minas Gerais, Aecio Neves, ambos posibles candidatos a disputar la presidencia de Brasil en las elecciones que se celebrarán en el año 2010. Para debatir sobre este asunto, Lula incluso pretende reunirse con el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, también del PSDB y uno de sus mayores opositores en estos últimos años. Y se ha acercado, de una forma muy simbólica, al partido más duro de la oposición, el derechista Partido del Frente Liberal (PFL), que acaba de cambiar su nombre y a partir de ahora se llamará Partido Demócrata (PD).

Mientras se encontraba en el Instituto del Corazón de São Paulo para someterse a unos análisis de rutina, Lula supo que acababa de ser hospitalizado allí mismo el senador Antonio Carlos Magalhães, del PD, un feroz crítico de su política, que ha llegado a calificarle de “ladrón”. De modo sorpresivo, Lula se presentó en la habitación de su enemigo político para saludarle. Sorprendido, Magalhães admitió: “Nunca olvidaré este gesto”. Como contrapartida, Lula se muestra dispuesto a hacer un Gobierno más liberal y plural y negociarlo todo con la oposición siempre que sea necesario. A la oposición no le va a resultar fácil, dada la gran popularidad de Lula, rechazar de plano su mano extendida con el objetivo de “hacer crecer al país”.

¿Quién podría oponerse a semejante meta? Pero también es cierto que un Gobierno sin oposición durante dos años puede ser nocivo para la democracia. De ahí que las primeras declaraciones de los miembros de la oposición hayan oscilado entre la contradicción y la prudencia. El diputado José Anibal (PSDB) ha augurado que el ex presidente Cardoso no aceptará la propuesta, pero tampoco desdeñará un encuentro con Lula para tratar de las grandes cuestiones que afectan a Brasil. El propio Cardoso aún no se ha pronunciado al respecto. Lo cierto es que la oposición está dividida. El líder de las minorías en el Congreso, Júlio Redeck, que representa a la parte del PSDB menos beligerante, afirmó ayer: “El PSDB no puede otorgar una tregua de dos años, porque la oposición no puede olvidar los escándalos de corrupción del Gobierno”. Y añadió: “Eso sería dar a Lula un cheque en blanco. A fin de cuentas, no existe ningún Gobierno por encima del bien y del mal”.

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