Al presidente de Estados Unidos, George W. Bush, le bastaron 24 horas en Brasil para sellar con su homólogo Luiz Inacio Lula da Silva una alianza energética que promoverá el desarrollo mundial de biocombustibles, mostrar su compromiso de colaborar con Brasil para el éxito de la Ronda de Doha y subrayar el hecho de que Washington no le da la espalda a América latina.

Bush y Lula, durante su encuentro en la planta de Petrobras, en las afueras de San Pablo
Foto: Reuters
Ayer, durante el cierre de la primera etapa de la gira que llevará a Bush por cinco países de la región, los dos mandatarios aceptaron aliarse para la promoción del etanol, que puede significar inversiones en la región y menor dependencia del petróleo de naciones como Venezuela. En el acuerdo, Brasil y Estados Unidos –que concentran el 70 por ciento de la producción mundial de este combustible alternativo a la gasolina– se comprometieron a cooperar para establecer un mercado internacional de biocombustibles y a fomentar su uso en otras áreas del planeta, comenzando por América Central y el Caribe.
“Si dependemos del petróleo llegado del extranjero tenemos un problema de seguridad nacional. En otros términos, la dependencia de una energía llegada de otro país significa que uno depende de decisiones tomadas por otros”, declaró Bush junto a Lula, tras visitar una fábrica de estas fuentes de energía en San Pablo.
El acuerdo –que explicita una cooperación en tres niveles: bilateral, en terceros países y global- fue firmado por la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, y por el canciller brasileño, Celso Amorim. En su presentación a la prensa, Lula definió el objetivo de la alianza como de "democratización energética".
"Hace 20 años no hubiera imaginado que Estados Unidos y Brasil discutirían sobre energía. Sin embargo, ahora estamos aquí tratando comercialmente este tema", dijo Bush al iniciar su agenda de ayer, junto a Lula, con un recorrido por una planta de Petrobras. Hasta allí lo había conducido su anfitrión para mostrarle los avances de Brasil en la producción de alcohol y el desarrollo de la tecnología para biocombustibles.
"La mayoría de los vehículos que hoy se fabrican en Brasil son flex-fuel (alimentados con alcohol) y convocamos también a la industria a que use intensivamente el biodiésel. Contaminamos tanto el ambiente en el siglo XX que ya es hora de empezar a descontaminarlo", dijo el mandatario brasileño.
Continue leyendo el artículo del diario La Nación de Buenos Aires

Bush y Lula, durante su encuentro en la planta de Petrobras, en las afueras de San Pablo
Foto: Reuters
Ayer, durante el cierre de la primera etapa de la gira que llevará a Bush por cinco países de la región, los dos mandatarios aceptaron aliarse para la promoción del etanol, que puede significar inversiones en la región y menor dependencia del petróleo de naciones como Venezuela. En el acuerdo, Brasil y Estados Unidos –que concentran el 70 por ciento de la producción mundial de este combustible alternativo a la gasolina– se comprometieron a cooperar para establecer un mercado internacional de biocombustibles y a fomentar su uso en otras áreas del planeta, comenzando por América Central y el Caribe.
“Si dependemos del petróleo llegado del extranjero tenemos un problema de seguridad nacional. En otros términos, la dependencia de una energía llegada de otro país significa que uno depende de decisiones tomadas por otros”, declaró Bush junto a Lula, tras visitar una fábrica de estas fuentes de energía en San Pablo.
El acuerdo –que explicita una cooperación en tres niveles: bilateral, en terceros países y global- fue firmado por la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, y por el canciller brasileño, Celso Amorim. En su presentación a la prensa, Lula definió el objetivo de la alianza como de "democratización energética".
"Hace 20 años no hubiera imaginado que Estados Unidos y Brasil discutirían sobre energía. Sin embargo, ahora estamos aquí tratando comercialmente este tema", dijo Bush al iniciar su agenda de ayer, junto a Lula, con un recorrido por una planta de Petrobras. Hasta allí lo había conducido su anfitrión para mostrarle los avances de Brasil en la producción de alcohol y el desarrollo de la tecnología para biocombustibles.
"La mayoría de los vehículos que hoy se fabrican en Brasil son flex-fuel (alimentados con alcohol) y convocamos también a la industria a que use intensivamente el biodiésel. Contaminamos tanto el ambiente en el siglo XX que ya es hora de empezar a descontaminarlo", dijo el mandatario brasileño.
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