Irán lleva varios años intentado establecer una relación directa con Estados Unidos. El primer encuentro público en 27 años, desde que Washington rompiera relaciones con Teherán en 1980 a raíz del asalto a su embajada, se ha hecho esperar demasiado. Pero finalmente ayer sucedió, bajo forma de una reunión en Bagdad entre los embajadores de ambos países para hablar de Irak, en cuya estabilización Irán es una pieza clave.
Ante el desastre de Irak, donde la estrategia de refuerzo súbito de tropas no da los frutos esperados, la Administración de Bush ha optado por ir asumiendo discretamente algunas de las recomendaciones del Informe Baker-Hamilton, inicialmente rechazadas. Entre ellas se cuenta internacionalizar la solución del problema y abrir canales de comunicación directa con Siria y con Irán, dos países que Bush incluyó en su eje del mal. Con Siria ya se produjo una reunión, y ayer llegó otra con Irán, tras haberse sentado con ambos en la ministerial sobre Irak. Es un síntoma de un bienvenido realismo por parte de Washington ante la creciente influencia de los países vecinos, tal como ya advirtió la CIA al presidente y sus asesores con anterioridad a la invasión.
Ambos países comparten, efectivamente, el interés en un Irak estable que controle su propia seguridad. Esta idea dominó el encuentro ayer entre los embajadores Ryan Crocker y Hassan Kazemi-Qomi en Bagdad. Fue una reunión que no quedó en buenas palabras. EE UU ha acusado a Irán de proporcionar armas a los insurgentes chiíes, y el iraní al americano de ocupar un país y no hacer lo suficiente para dotar a los iraquíes de los medios para su propia seguridad. La propuesta iraní de un "mecanismo de seguridad trilateral", con EE UU e Irak, ha sido bien acogida por la parte americana.
Ambos países comparten, efectivamente, el interés en un Irak estable que controle su propia seguridad. Esta idea dominó el encuentro ayer entre los embajadores Ryan Crocker y Hassan Kazemi-Qomi en Bagdad. Fue una reunión que no quedó en buenas palabras. EE UU ha acusado a Irán de proporcionar armas a los insurgentes chiíes, y el iraní al americano de ocupar un país y no hacer lo suficiente para dotar a los iraquíes de los medios para su propia seguridad. La propuesta iraní de un "mecanismo de seguridad trilateral", con EE UU e Irak, ha sido bien acogida por la parte americana.
Después de la invasión, el régimen de Teherán intentó establecer una relación directa con EE UU, y proponer soluciones, sin obtener respuesta a su avance. Pero el de ayer ha sido el primer contacto bilateral público, y ha llegado después de la negativa iraquí a interrumpir el enriquecimiento del uranio, desafiando las advertencias del Consejo de Seguridad. También en esta crucial materia sería necesario un diálogo más directo entre Washington y Teherán. Condoleeza Rice lo ha empezado a establecer con el Gobierno, mientras por su parte, el alto representante europeo para la Política Exterior de la UE, Javier Solana, lo mantiene con el consejero nacional de seguridad iraní, Alí Lariyani, con quien se reunirá este jueves en Madrid.
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