Después de semanas de gran tensión, que desenterraron el fantasma de una nueva guerra fría, el enfrentamiento entre Rusia y Estados Unidos por los planes norteamericanos de desplegar un escudo antimisiles en Europa del Este pareció disiparse ayer, cuando el presidente Vladimir Putin propuso sorpresivamente a Washington instalar un sistema defensivo conjunto en la ex república soviética de Azerbaiján. El presidente norteamericano, George W. Bush, calificó de "interesante" la iniciativa de su par ruso, lo que despertó esperanzas de que estos gestos conciliatorios fueran el primer paso hacia un enfriamiento de la grave disputa, que alcanzó su máximo pico de tensión el domingo pasado, cuando Putin amenazó con redirigir los misiles nucleares rusos contra Europa, en represalia por los planes estadounidenses.
Putin lanzó su inesperada propuesta durante un encuentro a solas con Bush, al margen de la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8), que se lleva a cabo desde anteayer en Alemania, y que terminará hoy. En el marco de la cumbre, los miembros del G-8 dieron ayer un paso clave en la lucha contra el cambio climático, al acordar recortes "sustanciales" en la emisión de gases de efecto invernadero (ver aparte). El segundo día de la cumbre estuvo marcado por nuevas protestas de grupos críticos del G-8, que ayer volvieron a bloquear el acceso al complejo hotelero donde se desarrolla la reunión. La disputa entre Estados Unidos y Rusia, que se agravó en los últimos días, se desató por los planes norteamericanos de desplegar un radar en Polonia y 10 interceptores de misiles en la República Checa -dos países situados en la ex zona de influencia soviética-, con el objetivo de detener eventuales ataques de Irán o Corea del Norte contra sus aliados europeos. No obstante, Putin afirma que ese sistema antimisiles pondrá en peligro la seguridad de Rusia y alterará el equilibrio estratégico en Europa. Pero, en su encuentro de ayer con Bush -el primero desde que empeoró la crisis-, Putin sorprendió a todos, cuando, con un tono mucho más amistoso, afirmó que Moscú dejaría de lado sus objeciones al polémico escudo si éste era instalado en Azerbaiján. Putin también prometió que, si Estados Unidos y Rusia cooperaban de manera transparente en un sistema de defensa, abandonaría su amenaza de apuntar los misiles rusos contra Europa.
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