Paquistán vivió ayer un día de máxima tensión, luego de que uno de los líderes del grupo de estudiantes radicales atrincherados en la Mezquita Roja, sitiada desde hace cuatro días por las fuerzas de seguridad, afirmara que luchará hasta la muerte, y que el presidente Pervez Musharraf fuera blanco de un fallido atentado cuando despegaba en su avión.
"Hemos decidido que podemos ser mártires, pero que no nos rendiremos. Estamos dispuestos a que nos corten la cabeza, pero no cederemos", dijo el número dos de la mezquita, Abdul Rashid Ghazi -el único religioso que permanece en el recinto tras la detención de su hermano-, al rechazar un llamado de las autoridades a la rendición incondicional.
Por lo menos 24 personas han muerto desde el martes, cuando unos 150 estudiantes atacaron un puesto policial cercano y se atrincheraron en la mezquita. Desde entonces, las fuerzas de seguridad han rodeado el lugar y han intercambiado intensos tiroteos con los estudiantes. En las primeras horas de hoy, la policía tomó un seminario islámico administrado por los mismos clérigos de la Mezquita Roja, ubicado a unos tres kilómetros del templo, y arrestó a decenas de estudiantes.
Esta mañana también se oyeron nuevas explosiones y tiroteos. Las autoridades aseguran que han derribado uno de los muros del recinto. Pero aunque hay más de mil efectivos preparados para el asalto, el presidente Musharraf pidió "paciencia" para que los estudiantes abandonaran la mezquita, ya que quiere evitar un baño de sangre porque dentro del templo habría unas 20 mujeres y niños.
Desde el martes han abandonado el recinto voluntariamente por lo menos 1100 alumnos, pero todavía quedan dentro por lo menos 400 alumnos de las madrasas (escuelas coránicas), a los que el núcleo duro de los extremistas mantienen como rehenes. Las autoridades paquistaníes consideran que están siendo utilizados como escudos humanos. Ayer, mientras nuevos vehículos blindados y soldados se dirigían a la mezquita, los integristas balearon a dos rehenes de 12 y 14 años que intentaban escapar.
Continue leyendo el artículo del diario La Nación de Buenos Aires
"Hemos decidido que podemos ser mártires, pero que no nos rendiremos. Estamos dispuestos a que nos corten la cabeza, pero no cederemos", dijo el número dos de la mezquita, Abdul Rashid Ghazi -el único religioso que permanece en el recinto tras la detención de su hermano-, al rechazar un llamado de las autoridades a la rendición incondicional.
Por lo menos 24 personas han muerto desde el martes, cuando unos 150 estudiantes atacaron un puesto policial cercano y se atrincheraron en la mezquita. Desde entonces, las fuerzas de seguridad han rodeado el lugar y han intercambiado intensos tiroteos con los estudiantes. En las primeras horas de hoy, la policía tomó un seminario islámico administrado por los mismos clérigos de la Mezquita Roja, ubicado a unos tres kilómetros del templo, y arrestó a decenas de estudiantes.
Esta mañana también se oyeron nuevas explosiones y tiroteos. Las autoridades aseguran que han derribado uno de los muros del recinto. Pero aunque hay más de mil efectivos preparados para el asalto, el presidente Musharraf pidió "paciencia" para que los estudiantes abandonaran la mezquita, ya que quiere evitar un baño de sangre porque dentro del templo habría unas 20 mujeres y niños.
Desde el martes han abandonado el recinto voluntariamente por lo menos 1100 alumnos, pero todavía quedan dentro por lo menos 400 alumnos de las madrasas (escuelas coránicas), a los que el núcleo duro de los extremistas mantienen como rehenes. Las autoridades paquistaníes consideran que están siendo utilizados como escudos humanos. Ayer, mientras nuevos vehículos blindados y soldados se dirigían a la mezquita, los integristas balearon a dos rehenes de 12 y 14 años que intentaban escapar.
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