Según avanza el desescombro aumenta la cifra de muertos en el cuádruple atentado del martes contra las aldeas de Kahtaniya y Jazeera, habitadas por miembros de la secta yazidí. Las víctimas mortales superan ya las 400, según informaron ayer fuentes del Ministerio del Interior de Irak, lo que lo convierte en el mayor atentado desde los del 11-S en EE UU. "Son más de 400, y la cifra aumentará", afirmó el director de operaciones del ministerio, el general Abdel Karim Jalaf, a France Presse. No precisó el número de heridos, pero dijo que aún permanecen muchos cuerpos bajo los escombros.
El general Jafal dijo que los camiones con los que realizaron los atentados iban cargados con dos toneladas de explosivos. Aseguró que las operaciones de rescate son complicadas y que en ellas participan unas 2.000 personas. Las dos aldeas atacadas están situadas en una zona remota de la región de Sinjar, en la provincia de Nínive, a 370 kilómetros al norte de Bagdad. "Se necesita todo un día para llegar a la zona devastada. Tratamos de socorrer a los heridos. Hemos abierto las puertas de todos los hospitales de la región. El Ejército norteamericano ha suministrado medicamentos y vendas". Al día siguiente del atentado, los helicópteros estadounidenses evacuaron a decenas de heridos. El general Jafal calcula que más de 5.700 personas han necesitado algún tipo de atención. En los hospitales se ofreció el miércoles una cifra de 375 heridos, muchos de ellos graves.

Zona de Irak devastada por los atentados- REUTERS
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El portavoz del Ejército estadounidense en Irak, general Kevin Bergner, aseguró a los periodistas desde la fortificada Zona Verde de Bagdad que "los vehículos bomba empleados tenían la marca de Al Qaeda en Irak". No era necesario investigar demasiado puesto que la semana anterior, el llamado Estado Islámico en Irak (un conglomerado terrorista que incluye a la organización de Al Qaeda en Mesopotamia) distribuyó unos panfletos en la zona en los que advertía a los habitantes de que era inminente un ataque porque los yazidíes son "antiislámicos". El primer ministro, Nuri al Maliki, atribuyó los atentados "a poderes terroristas que buscan alimentar el conflicto sectario y dañar la unidad nacional", aseguró en un comunicado oficial. Los yazidíes denunciaban ayer la existencia de un plan suní para exterminarlos. Se trata de una comunidad de unas 500.000 personas, de lengua kurda y que habitan en el norte de Irak. Veneran a Malak Taus, un ángel que se redimió de su caída. Para los cristianos y los musulmanes, esa figura es el diablo. Los yazidíes cuentan con tres diputados en el Parlamento nacional, compuesto por 275.


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