La rivalidad entre grupos de masistas y capitalistas empañó el festejo del Gobierno nacional este 6 de agosto, jornada que pasa a la historia por la violencia física y verbal en la plaza 25 de Mayo. Como nunca antes, el mensaje-informe a la nación del Presidente y el desfile cívico militar quedaron ensombrecidos por una demanda regional: la capitalidad. Insultos de grueso calibre, detenidos y un desfile de instituciones que se caracterizó por el airado pedido del traslado de los poderes Ejecutivo y Legislativo a Sucre, fue el escenario vivido ayer durante siete horas, contando desde el primer acto oficial: la iza de la bandera. El tradicional paso patriótico de militares, trabajadores y estudiantes de la Capital, este año, no contó con el saludo del Primer Mandatario desde el balcón de la Casa de la Libertad, que permaneció semivacío y sin ninguna autoridad nacional.
El cuerpo diplomático, autoridades bolivianas, invitados especiales y periodistas internacionales, además de los medios de comunicación nacionales y público en general, fueron testigos de momentos de alta tensión, que incluyeron cánticos discriminatorios. Entretanto, en la Casa de la Libertad, durante tres horas y 40 minutos, Morales ofreció al país una evaluación del trabajo realizado por su gobierno durante el último año. La impaciencia de los espectadores y la presión de las instituciones —encabezadas por la Universidad San Francisco Xavier— obligaron a la banda del Liceo Militar Teniente Edmundo Andrade a acompañar el tradicional desfile, pese a que el Presidente continuaba con su discurso.
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