El costo casi doble que ahora implica obtener un título universitario, comparado cpn la década pasada, ha producido una explosión de tal tamaño en los préstamos estudiantiles que durante años podría afectar la economía del país. Aunque las becas, el dinero de donaciones y los préstamos estudiantiles respaldados por el gobierno --cuyas tasas de interés son limitadas-- han asumido parte de la carga, muchas familias y estudiantes buscan los préstamos privados, cuyos costos y tasas de interés son con frecuencia variables y llegan a alcanzar hasta un 20 por ciento. Muchos ciudadanos de la próxima generación de trabajadores estarán tan abrumados de deudas que tendrán que demorar sus compras de casas, limitar sus vacaciones y hasta salir a comer menos para así poder pagar a tiempo los préstamos.
Kristin Cole, de 30 años, graduada de la Escuela de Leyes de la Universidad Estatal de Michigan,
que vive en Grand Rapids, Michigan, debe $150,000 en préstamos privados y de tipo gubernamental. Su pago mensual de $660 consume una cuarta parte del salario que se lleva a casa, una cifra que deberá aumentar a $800 en más o menos un año, que sin dudas, le causará peores problemas financieros. ''No podré comprar una casa nunca. No puedo viajar; no puedo hacer nada'', dijo. ``Me siento como una prisionera''. Cole, que trabaja como asistente en una firma legal, dijo que tal vez necesite obtener un empleo en un bufete de abogados ``y hacer algo a lo que no estoy realmente dedicada, sólo para poder vivir''.
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