Hoy, 3 de enero, las elecciones primarias en el estado de Iowa marcan el inicio oficial de una de las campañas presidenciales más dinámicas en la historia reciente de Estados Unidos. La política presidencial norteamericana es muy predecible: un sólido sistema bipartidista, unas primarias que premian el gasto en publicidad y un número manejable de candidatos que se van decantando hasta tener un fuerte nominado. Sin embargo, la carrera más abierta en los últimos 50 años ha dado ya más de una sorpresa antes del pitazo inicial.
Hace solo dos meses el panorama estaba claro: el ex alcalde neoyorquino Rudolph Giuliani y la senadora por Nueva York Hillary Clinton eran los más seguros ganadores entre un paquete de ocho demócratas y siete republicanos. No obstante, una combinación de estrategia de campaña, errores de los punteros y el sistema de primarias, que fortalece la presencia local, le han complicado el liderazgo a la esposa del ex presidente Clinton y al ex alcalde famoso por su respuesta a los atentados contra las Torres Gemelas. Pese a su liderazgo en las encuestas, Hillary ha sido golpeada por la reacción del senador afroamericano Barack Obama, mientras Giuliani ya comenzó a perder el primer lugar en algunos sondeos.
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