A pesar de que el Consejo Permanente de la OEA, la cita del Grupo de Río en Santo Domingo y la reunión de cancilleres del organismo continental finiquitaron la demanda ecuatoriana sobre la violación territorial, el ambiente entre las dos naciones continúa enrarecido y las relaciones tardarán en recobrar la normalidad que merecen sus pueblos .
Durante este lapso será necesario que los dos gobiernos mantengan un adecuado nivel de prudencia y no caigan en continuas confrontaciones o provocaciones que erosionen aún más el deteriorado nivel diplomático.
Un ejemplo de esta tensa situación es el que se ha producido con motivo de la identificación de un cadáver que supuestamente pertenece a un ciudadano ecuatoriano. Un hecho que debe ser procesado por la ciencia forense y en caso de que se confirme la identidad y nacionalidad ser repatriado para su sepultura, de acuerdo con los deseos de sus familiares. Sin embargo, este hecho ha enconado el contenido de las declaraciones con el riesgo de incurrir en manipulaciones de uno o de otro Gobierno.
En este contexto no es válido que se afirme por parte del Gobierno ecuatoriano que si se comprueba el deceso en territorio nacional se pueden derivar graves consecuencias, cuando es obvio que puede ser una de las secuelas que produjo un bombardeo que identificó el sitio y no las individualidades de las víctimas.
Del lado del Régimen colombiano tampoco es explicable que un alto funcionario de Estado esgrima que existe el derecho de la legítima defensa y de atacar cualquier supuesta base de fuerzas irregulares, en territorios que corresponden a la jurisdicción de otro Estado.
EL COMERCIO demanda la vigencia de los principios y las conductas de los Estados cuando sus relaciones son tensas y complejas.
No se trata de ceder posiciones como tampoco de imponerlas; por el contrario, es el momento de ubicar los hechos controvertidos en la justa proporción; no perder de vista el entorno de satisfactorias resoluciones internacionales y descubrir la ruta de los encuentros de dos pueblos de muchas coincidencias y afinidades.
Editorial diario El Comercio de Quito
Durante este lapso será necesario que los dos gobiernos mantengan un adecuado nivel de prudencia y no caigan en continuas confrontaciones o provocaciones que erosionen aún más el deteriorado nivel diplomático.
Un ejemplo de esta tensa situación es el que se ha producido con motivo de la identificación de un cadáver que supuestamente pertenece a un ciudadano ecuatoriano. Un hecho que debe ser procesado por la ciencia forense y en caso de que se confirme la identidad y nacionalidad ser repatriado para su sepultura, de acuerdo con los deseos de sus familiares. Sin embargo, este hecho ha enconado el contenido de las declaraciones con el riesgo de incurrir en manipulaciones de uno o de otro Gobierno.
En este contexto no es válido que se afirme por parte del Gobierno ecuatoriano que si se comprueba el deceso en territorio nacional se pueden derivar graves consecuencias, cuando es obvio que puede ser una de las secuelas que produjo un bombardeo que identificó el sitio y no las individualidades de las víctimas.
Del lado del Régimen colombiano tampoco es explicable que un alto funcionario de Estado esgrima que existe el derecho de la legítima defensa y de atacar cualquier supuesta base de fuerzas irregulares, en territorios que corresponden a la jurisdicción de otro Estado.
EL COMERCIO demanda la vigencia de los principios y las conductas de los Estados cuando sus relaciones son tensas y complejas.
No se trata de ceder posiciones como tampoco de imponerlas; por el contrario, es el momento de ubicar los hechos controvertidos en la justa proporción; no perder de vista el entorno de satisfactorias resoluciones internacionales y descubrir la ruta de los encuentros de dos pueblos de muchas coincidencias y afinidades.
Editorial diario El Comercio de Quito
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