Si Barack Obama imaginó en su festiva noche de Iowa que la pelea por la nominación demócrata estaba poco menos que terminada, se equivocó. Hillary Clinton dejó muy en claro ayer que continuará con su campaña y que irá por más. Reclamó que se reconocieran los resultados de Florida y de Michigan, y ofreció como argumento una comparación más que incómoda.
"Ustedes aprendieron del modo difícil qué pasa cuando sus votos no son contados y el candidato con menos votos es declarado ganador", recordó con picardía en Florida. "La lección de 2000 es cristalina: si no se cuentan los votos, la democracia es reducida." Esa elección fue la que terminó con George W. Bush en la Casa Blanca, a pesar de que Al Gore cosechó más votos.
La comparación con Bush debió incomodarle a Obama, que también voló a Florida, en la primera escala de una gira más centrada en el republicano John McCain que en asegurarse la nominación demócrata, que ve "al alcance" de la mano.
Florida es un estado decisivo tanto para las internas como para las elecciones de noviembre. En las primarias, porque los comicios fueron anulados tanto allí como en Michigan por el Comité Nacional Demócrata (CND) después de que adelantaron sus fechas sin autorización.
Clinton mantuvo su nombre en los padrones de ambos estados, mientras que Obama y el resto de los demócratas se concentraron en otros estados. Más aún, el senador por Illinois retiró su candidatura en Michigan.
Sin rivales activos, Clinton ganó en Florida y en Michigan, mientras que el resto cayó en un limbo. Aun así, comenzó a reclamar el reconocimiento de sus delegados desde que Obama se convirtió en una amenaza cierta para sus aspiraciones.
La decisión la tomará el Comité de Reglas y Normas del CND antes de que se vote en Puerto Rico, el 1° de junio. Se espera que busque una salida salomónica para calmar los ánimos de los ciudadanos de ambos estados, pero sin "premiar" a Clinton.
La meta de Hillary es que le reconozcan los votos que obtuvo en esos estados y acercarse a Obama en el conteo del sufragio popular y en la puja por los delegados, de modo de potenciar su discurso ante los 800 superdelegados, los referentes del partido con voto en la convención.
El reconocimiento de ambos estados movería la línea de llegada. Obama lidera el conteo de delegados por 1962 contra 1779 de Clinton. Sin Florida y Michigan, el que llegue a 2026 se quedará con la nominación, pero con la validación de los dos estados se necesitarían 2210, lo que daría más relevancia a los superdelegados.
Además, Clinton ofrece un conteo muy distinto. Mientras que Obama dice que gana por más de 440.000 votos en algunos conteos (16,6 a 16,2 millones), ella retruca con que Florida y Michigan la colocarían a la cabeza por 180.000 votos (17,4 a 17,2 millones).
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"Ustedes aprendieron del modo difícil qué pasa cuando sus votos no son contados y el candidato con menos votos es declarado ganador", recordó con picardía en Florida. "La lección de 2000 es cristalina: si no se cuentan los votos, la democracia es reducida." Esa elección fue la que terminó con George W. Bush en la Casa Blanca, a pesar de que Al Gore cosechó más votos.
La comparación con Bush debió incomodarle a Obama, que también voló a Florida, en la primera escala de una gira más centrada en el republicano John McCain que en asegurarse la nominación demócrata, que ve "al alcance" de la mano.
Florida es un estado decisivo tanto para las internas como para las elecciones de noviembre. En las primarias, porque los comicios fueron anulados tanto allí como en Michigan por el Comité Nacional Demócrata (CND) después de que adelantaron sus fechas sin autorización.
Clinton mantuvo su nombre en los padrones de ambos estados, mientras que Obama y el resto de los demócratas se concentraron en otros estados. Más aún, el senador por Illinois retiró su candidatura en Michigan.
Sin rivales activos, Clinton ganó en Florida y en Michigan, mientras que el resto cayó en un limbo. Aun así, comenzó a reclamar el reconocimiento de sus delegados desde que Obama se convirtió en una amenaza cierta para sus aspiraciones.
La decisión la tomará el Comité de Reglas y Normas del CND antes de que se vote en Puerto Rico, el 1° de junio. Se espera que busque una salida salomónica para calmar los ánimos de los ciudadanos de ambos estados, pero sin "premiar" a Clinton.
La meta de Hillary es que le reconozcan los votos que obtuvo en esos estados y acercarse a Obama en el conteo del sufragio popular y en la puja por los delegados, de modo de potenciar su discurso ante los 800 superdelegados, los referentes del partido con voto en la convención.
El reconocimiento de ambos estados movería la línea de llegada. Obama lidera el conteo de delegados por 1962 contra 1779 de Clinton. Sin Florida y Michigan, el que llegue a 2026 se quedará con la nominación, pero con la validación de los dos estados se necesitarían 2210, lo que daría más relevancia a los superdelegados.
Además, Clinton ofrece un conteo muy distinto. Mientras que Obama dice que gana por más de 440.000 votos en algunos conteos (16,6 a 16,2 millones), ella retruca con que Florida y Michigan la colocarían a la cabeza por 180.000 votos (17,4 a 17,2 millones).
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