lunes, junio 02, 2008

Autonomia y esperanza

El gobierno actual debiera asimilar esta realidad en vez de encerrarse en sus caprichos y negar la promoción de un acuerdo nacional sostenible en lo que le queda de gestión. El triunfo del "sí" a los estatutos autonómicos de los departamentos de Beni y Pando con cifras superiores al 80 por ciento, según los resultados preliminares del escrutinio emprendido la tarde de ayer, representa un paso más en la consolidación del proceso autonómico a través del cual medio país le hace frente al proyecto constitucional del Movimiento al Socialismo en ejercicio del poder, corriente que tendrá una cuarta expresión el 22 del mes en curso en Tarija.

Ello, a pesar de los hechos aislados que trataron de eclipsar la jornada, así como de un alto porcentaje de ausentismo, circunstancia que dio pie a que el Ministro de Gobierno afirmara, a nombre del órgano Ejecutivo, que la consulta no hizo otra cosa que dividir a la población de las dos regiones, además de reiterar la visión oficial en el sentido de que el movimiento autonomista es ilegal, inconstitucional y de corte separatista, no sin antes sindicar a las cadenas televisivas de ocultamiento de datos relativos a lo ocurrido.

En contraste, sin embargo, los habitantes de los dos distritos, principalmente los de sus capitales, celebraron la victoria en actos espontáneos al cierre de las mesas de sufragio, con la adhesión no sólo de benianos y pandinos residentes en otras ciudades del territorio, sino de los nativos de estas últimas, destacándose la de los cruceños que ganaron la plaza 24 de Septiembre, a semejanza de lo que hicieran el 4 de mayo.

Ahora bien, a la par de significar un reeditado revés al proyecto de ley fundamental masista, plagado de contradicciones y figuras ajenas a la vocación democrática y el deseo de la sociedad civil de convivir en medio de la diversidad de sus componentes --esto sin considerar la aberrante forma de su aprobación en La Glorieta y Oruro--, los referendos que comentamos son, asimismo, testimonio tanto de la legítima esperanza de dos pueblos postergados en la mejora de sus condiciones de subsistencia, como de su determinación de perseguir los índices de progreso alcanzados por sus pares cobijados en la misma bandera, tal el caso de los integrantes del llamado eje central, aprovechando su capacidad creativa y el potencial que guarda la naturaleza del territorio en que moran; factores estos que el centralismo nunca tomó en cuenta por miopía o el predominio de los intereses creados, generando las desigualdades que hoy por hoy están a ojos vistas de propios y ajenos.

El gobierno actual debiera asimilar esta realidad a base de una lectura desapasionada de los acontecimientos, en vez de encerrarse en sus caprichos y negar la promoción de un acuerdo nacional sostenible en lo que le queda de gestión, a riesgo de verse solitario y aislado pese a las oportunidades que en suerte tiene a la mano todavía.

Fuente: Editorial del diario Los Tiempos de Bolivia

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