En lo que constituye un verdadero ejemplo de independencia de la justicia, la Corte Suprema de Estados Unidos emitió un fallo que reconoce el derecho de hábeas corpus para los detenidos en Guantánamo; esto deja muy atrás la jurisprudencia que les negaba ese derecho por considerarlos "extranjeros en territorio extranjero".
Se trata del tercer fallo que contradice la voluntad de la administración Bush de impedir la aplicación de la ley norteamericana a las personas identificadas como "combatientes enemigos".
Ya en 2006, los relatores especiales que tuvimos la responsabilidad de elaborar el informe de las Naciones Unidas sobre la situación en Guantánamo pusimos de manifiesto el carácter arbitrario de las detenciones, ante la ausencia de tribunales independientes y la privación absoluta del derecho de defensa y demás garantías del debido proceso, y destacamos que las técnicas utilizadas en los interrogatorios eran contrarias a la Convención contra la Tortura. En consecuencia, solicitamos al gobierno de Estados Unidos el cese inmediato de esas prácticas; que se procediera al juzgamiento adecuado de los detenidos o que fuesen liberados, y que se procediera a la clausura de ese centro de detención.
El informe puso de manifiesto: a) Las consecuencias nefastas de aceptar la tesis de que la sola calificación de una persona (como enemigo combatiente, terrorista, subversivo, etc.) pueda entrañar la posibilidad de sustraerlo a la aplicación de las normas nacionales e internacionales que protegen los derechos humanos. b) El rotundo fracaso de las detenciones secretas, ya que son fuente de gravísimas violaciones de los derechos humanos. c) Que la aceptación de estas metodologías implicaría un marcado retroceso que echaría por tierra las principales conquistas alcanzadas en los últimos decenios en materia de derechos humanos.
Quienes vivimos en países donde las detenciones secretas formaron parte de una práctica institucional sistemática conocemos en carne propia las tremendas consecuencias de esta metodología represiva y su corolario ineluctable: las desapariciones forzadas de personas. Por ello, además, nos sentimos particularmente aludidos para expresar nuestra legítima preocupación.
Siga leyendo el artículo del diario La Nación de Buenos Aires
Se trata del tercer fallo que contradice la voluntad de la administración Bush de impedir la aplicación de la ley norteamericana a las personas identificadas como "combatientes enemigos".
Ya en 2006, los relatores especiales que tuvimos la responsabilidad de elaborar el informe de las Naciones Unidas sobre la situación en Guantánamo pusimos de manifiesto el carácter arbitrario de las detenciones, ante la ausencia de tribunales independientes y la privación absoluta del derecho de defensa y demás garantías del debido proceso, y destacamos que las técnicas utilizadas en los interrogatorios eran contrarias a la Convención contra la Tortura. En consecuencia, solicitamos al gobierno de Estados Unidos el cese inmediato de esas prácticas; que se procediera al juzgamiento adecuado de los detenidos o que fuesen liberados, y que se procediera a la clausura de ese centro de detención.
El informe puso de manifiesto: a) Las consecuencias nefastas de aceptar la tesis de que la sola calificación de una persona (como enemigo combatiente, terrorista, subversivo, etc.) pueda entrañar la posibilidad de sustraerlo a la aplicación de las normas nacionales e internacionales que protegen los derechos humanos. b) El rotundo fracaso de las detenciones secretas, ya que son fuente de gravísimas violaciones de los derechos humanos. c) Que la aceptación de estas metodologías implicaría un marcado retroceso que echaría por tierra las principales conquistas alcanzadas en los últimos decenios en materia de derechos humanos.
Quienes vivimos en países donde las detenciones secretas formaron parte de una práctica institucional sistemática conocemos en carne propia las tremendas consecuencias de esta metodología represiva y su corolario ineluctable: las desapariciones forzadas de personas. Por ello, además, nos sentimos particularmente aludidos para expresar nuestra legítima preocupación.
Siga leyendo el artículo del diario La Nación de Buenos Aires
Entradas
No hay comentarios.:
Publicar un comentario