sábado, septiembre 27, 2008

Irak y la crisis financiera centran en primer debate entre Obama y McCain


El primer debate entre los candidatos a la presidencia de EE UU, el demócrata Barack Obama y el republicano John McCain, se ha centrado en la guerra de Irak y, cómo no, sobre la crisis económica que mantiene a EE UU al borde del ataque de nervios. Ninguno de los dos ha querido arriesgar, por lo que los medios hablan de empate entre los candidatos, sin aciertos importantes y sin errores de bulto. El demócrata ha tratado en todo momento de vincular a McCain con George W. Bush y su política, presentándose como el portador del cambio, mientras que McCain ha insistido en la falta de experiencia de su contrincante en la esfera internacional, en teoría sobre lo que debía centrarse este primer debate, celebrado en la universidad de Mississipi.

Aunque ha sido un debate muy profesional en el que no ha habido lugar para demasiadas sorpresas en sus 90 minutos, sí es cierto que ha habido algunas críticas de trazo grueso. McCain ha insistido en subrayar que Obama "no entiende" muchas cosas de política exterior, mientras que el senador por Illinois cuestionaba la capacidad de su rival para sacar al país del atolladero económico en que se encuentra, dada su vinculación con el presidente que ha metido al país en la crisis.

"Sinceramente, no creo que el senador Obama tenga el conocimiento o la experiencia [para ocupar la Casa Blanca] y ha tenido errores de juicio en muchas materias", ha dicho el senador por Arizona en un momento del debate. Por su parte, el candidato demócrata ha insistido en vincular a McCain con las políticas llevadas a cabo por el presidente Bush. La crisis actual, ha dicho, "es el veredicto final a ocho años de una política económica fallida promovida por George Bush y apoyada por el senador McCain".

La crisis

Ha sido el primer asunto que han abordado en el debate, moderado por el periodista de la televisión pública Jim Lehrer. Ambos se han mostrado optimistas sobre la aprobación del plan de rescate presentado por el presidente Bush, consistente en destinar 700.000 millones de dólares (casi medio billón de euros) de dinero público para comprar los activos contaminados de las empresas afectadas por la crisis. El plan se está negociando en el Congreso.

En este asunto, Obama ha aprovechado para decir que el apoyo que los republicanos como McCain han dado a la política de apoyar medidas contra la regulación de los mercados ha llevado al colapso de Wall Street. Mientras, McCain ha apostado por recortar el gasto público, dado que el problema ha sido que el gasto, durante la época de Bush "se ha descontrolado". En este punto, Obama le ha recordado que ha apoyado casi siempre conceder a Bush el dinero que ha pedido.

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