martes, marzo 03, 2009

Murieron 150 ballenas en una playa australiana

Grupos de rescatistas se dirigieron ayer a la playa Naracoopa, en King Island, cerca de Tasmania, con el objeto de salvarles la vida a casi 200 ballenas y media docena de delfines que quedaron atrapados en la playa el domingo por la noche. Por la mañana, algunos ya habían muerto, según informó Chris Arthur, portavoz del Servicio de Parques y Vida Silvestre de Tasmania. El saldo, anoche, era de 150 cetáceos muertos.




No se sabe por qué los animales se dirigieron a la isla, situada a medio camino entre Tasmania y Australia, indicaron en sus despachos las agencias EFE y DPA. El diario local The Examiner informó que la manada de ballenas piloto y los delfines nariz de botella fueron atrapados por una marea extremadamente baja.

Sin embargo, el periódico británico The Times en su edición online atribuyó el varamiento al factor humano y precisó que organizaciones conservacionistas "demandan una investigación inmediata y detallada" de lo que consideran una situación "sospechosa".

Aunque estos varamientos se producen periódicamente en Tasmania en la temporada de migración hacia las aguas del Antártico, Arthur señaló que no era habitual que ballenas y delfines quedaran varados conjuntamente. En tanto, el experto en varamientos de cetáceos Mark Simmonds, de la Sociedad para la Conservación de Ballenas y Delfines, explicó a The Times que el hecho de que dos especies llegaran juntas a la costa era motivo suficiente como para hacer sospechar de la existencia de un factor humano, como el uso de sonares militares, que las habría asustado. Los sonares producen sonidos similares a los que emiten las orcas cuando salen a cazar sus presas.

Aun así, son varias las teorías sobre por qué se ocurren estos varamientos masivos. Entre las causas naturales, el doctor Mariano Sironi, director científico del Instituto de Conservación de Ballenas, mencionó las infecciones parasitarias en el sistema nervioso y en el oído medio, que alteran los sentidos de orientación de los cetáceos; las infecciones virales o bacterianas, que afectan la salud de toda una manada; la huída de sus predadores; los fuertes lazos de unión social de la manada, que hacen que todos los miembros sigan a un solo individuo; las mareas extraordinarias; las características geográficas particulares de una bahía que pueden «atrapar» a los animales en la costa, y la desorientación por alteraciones del campo magnético terrestre que usan los odontocetos para orientarse.

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