En uno de los pronósticos más sombríos sobre el impacto global de la crisis financiera, el Banco Mundial (BM) advirtió que la economía y el comercio mundial se contraerán este año por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, y que los países pobres y en desarrollo serán los que enfrentarán las mayores dificultades.
En el informe, preparado para una reunión que los ministros de Finanzas y los funcionarios de bancos centrales del G-20 sostendrán la semana próxima, el BM además pronosticó que en 2009 el comercio caerá a su punto más bajo en 80 años y que la producción industrial podría ser hasta un 15% más baja que el año pasado.
Las estimaciones del BM son aún más pesimistas que las formuladas en enero pasado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que había pronosticado un crecimiento económico global del 0,5% para 2009. El informe del BM, que augura una recesión mundial para este año, no presentó cifras concretas. Estas serán dadas a conocer a fines de marzo, en un informe previo a la reunión que en Washington mantendrán sus autoridades y las del FMI.
El impacto sobre las naciones más pobres será grave, agregó el organismo, que pronosticó que un grupo de 129 naciones enfrentará un déficit de 270.000 a 700.000 millones de dólares este año.
El BM, que ofrece préstamos con interés bajo y subvenciones a naciones en desarrollo, advirtió que las instituciones financieras internacionales no serán capaces de cubrir siquiera lo mínimo de ese estimado. Sólo una cuarta parte de esas naciones vulnerables podrán disminuir la desaceleración económica a través de la creación de empleos o de "planes de emergencia", dice el informe.
El organismo adelantó que la crisis financiera tendrá repercusiones a largo plazo en las economías emergentes. Debido a que las naciones ricas están tomando más préstamos, los países en desarrollo tendrán cada vez más dificultades para conseguir créditos de los organismos financieros internacionales.
Y los países en desarrollo que pueden todavía obtener créditos enfrentarán costos más altos y un menor flujo de efectivo, lo que conducirá a una inversión más débil y a un crecimiento más lento, según señaló el organismo internacional.
Para disminuir la carga sobre las naciones en desarrollo, el BM urgió a la cooperación de los países desarrollados, las instituciones mundiales y el sector privado.
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En el informe, preparado para una reunión que los ministros de Finanzas y los funcionarios de bancos centrales del G-20 sostendrán la semana próxima, el BM además pronosticó que en 2009 el comercio caerá a su punto más bajo en 80 años y que la producción industrial podría ser hasta un 15% más baja que el año pasado.
Las estimaciones del BM son aún más pesimistas que las formuladas en enero pasado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que había pronosticado un crecimiento económico global del 0,5% para 2009. El informe del BM, que augura una recesión mundial para este año, no presentó cifras concretas. Estas serán dadas a conocer a fines de marzo, en un informe previo a la reunión que en Washington mantendrán sus autoridades y las del FMI.
El impacto sobre las naciones más pobres será grave, agregó el organismo, que pronosticó que un grupo de 129 naciones enfrentará un déficit de 270.000 a 700.000 millones de dólares este año.
El BM, que ofrece préstamos con interés bajo y subvenciones a naciones en desarrollo, advirtió que las instituciones financieras internacionales no serán capaces de cubrir siquiera lo mínimo de ese estimado. Sólo una cuarta parte de esas naciones vulnerables podrán disminuir la desaceleración económica a través de la creación de empleos o de "planes de emergencia", dice el informe.
El organismo adelantó que la crisis financiera tendrá repercusiones a largo plazo en las economías emergentes. Debido a que las naciones ricas están tomando más préstamos, los países en desarrollo tendrán cada vez más dificultades para conseguir créditos de los organismos financieros internacionales.
Y los países en desarrollo que pueden todavía obtener créditos enfrentarán costos más altos y un menor flujo de efectivo, lo que conducirá a una inversión más débil y a un crecimiento más lento, según señaló el organismo internacional.
Para disminuir la carga sobre las naciones en desarrollo, el BM urgió a la cooperación de los países desarrollados, las instituciones mundiales y el sector privado.
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