Otra joven rubia, que no se llama Noemi, sino Patrizia D´Addario, se convirtió ayer en una nueva bomba para el premier italiano, Silvio Berlusconi, ahora involucrado nada menos que en una investigación sobre presunta incitación a la prostitución que lleva adelante la fiscalía de Bari, en el sur del país.
En un nuevo y grave escándalo que salpica al Cavaliere , D´Addario reveló al Corriere della Sera que había cobrado dinero para ir el año pasado a dos fiestas que organizó Berlusconi en Palazzo Grazioli, su residencia romana.
La mujer, que aseguró tener pruebas, contó que la primera vez que fue a la mansión del premier -a pasos de la famosa Piazza Venezia-, luego de llegar a esta capital en avión desde Bari y alojarse en un lujoso hotel del centro, cobró la mitad de lo acordado (1000 euros en vez de los 2000 prometidos) porque no se quedó a dormir.
"Nos llevaron a un gran salón donde había más chicas, unas veinte. Había pedazos de pizza y champagne. Poco después llegó Silvio Berlusconi", dijo. "Nos mostró videos de su encuentro con [George W.] Bush, las fotos de sus mansiones, cantó y nos contó chistes", agregó.
"La segunda vez que lo visité, en cambio, Berlusconi me pidió que me quedara", contó la joven.
D´Addario, que fue contactada por "un tal Giampaolo" en ambas ocasiones, aseguró que, después de que participó de esas dos fiestas, le prometieron que integraría una de las listas del oficialismo para las elecciones europeas y que la ayudarían para realizar un proyecto turístico.
Pero nada de eso finalmente ocurrió, ya que "sólo" logró ser candidata en una lista para las elecciones comunales relacionada con el Partido del Pueblo de la Libertad de la ciudad de Bari, motivo por el cual, quizá, decidió prender el ventilador.
Berlusconi -ya golpeado por el caso Noemi, la menor que lo llama "papi", y las fotos de chicas semidesnudas en los jardines de su mansión sarda publicadas por El País - reaccionó con furia a las nuevas acusaciones. "Una vez más los periódicos se llenan de basura y de mentiras", clamó. "No me dejaré condicionar por estas agresiones y seguiré trabajando como siempre por el bien del país", agregó, en un comunicado.
La investigación de la fiscalía de Bari sobre incitación a la prostitución "en lugares exclusivos de Cerdeña y Roma", una forma elegante para aludir a Villa Certosa, la mansión sarda del premier, y Palazzo Grazioli, había comenzado en verdad por un caso de corrupción.
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En un nuevo y grave escándalo que salpica al Cavaliere , D´Addario reveló al Corriere della Sera que había cobrado dinero para ir el año pasado a dos fiestas que organizó Berlusconi en Palazzo Grazioli, su residencia romana.
La mujer, que aseguró tener pruebas, contó que la primera vez que fue a la mansión del premier -a pasos de la famosa Piazza Venezia-, luego de llegar a esta capital en avión desde Bari y alojarse en un lujoso hotel del centro, cobró la mitad de lo acordado (1000 euros en vez de los 2000 prometidos) porque no se quedó a dormir.
"Nos llevaron a un gran salón donde había más chicas, unas veinte. Había pedazos de pizza y champagne. Poco después llegó Silvio Berlusconi", dijo. "Nos mostró videos de su encuentro con [George W.] Bush, las fotos de sus mansiones, cantó y nos contó chistes", agregó.
"La segunda vez que lo visité, en cambio, Berlusconi me pidió que me quedara", contó la joven.
D´Addario, que fue contactada por "un tal Giampaolo" en ambas ocasiones, aseguró que, después de que participó de esas dos fiestas, le prometieron que integraría una de las listas del oficialismo para las elecciones europeas y que la ayudarían para realizar un proyecto turístico.
Pero nada de eso finalmente ocurrió, ya que "sólo" logró ser candidata en una lista para las elecciones comunales relacionada con el Partido del Pueblo de la Libertad de la ciudad de Bari, motivo por el cual, quizá, decidió prender el ventilador.
Berlusconi -ya golpeado por el caso Noemi, la menor que lo llama "papi", y las fotos de chicas semidesnudas en los jardines de su mansión sarda publicadas por El País - reaccionó con furia a las nuevas acusaciones. "Una vez más los periódicos se llenan de basura y de mentiras", clamó. "No me dejaré condicionar por estas agresiones y seguiré trabajando como siempre por el bien del país", agregó, en un comunicado.
La investigación de la fiscalía de Bari sobre incitación a la prostitución "en lugares exclusivos de Cerdeña y Roma", una forma elegante para aludir a Villa Certosa, la mansión sarda del premier, y Palazzo Grazioli, había comenzado en verdad por un caso de corrupción.
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