El presidente Barack Obama se comprometió el jueves a "buscar un nuevo comienzo entre los Estados Unidos y los musulmanes de todo el mundo'', e imploró a EEUU y al mundo islámico que abandonen sus sospechas mutuas y que creen nuevas alianzas para enfrentar a los extremistas violentos y cicatrizar las diferencias en materias religiosas.
"Tenemos la responsabilidad de unirnos para bien del mundo que deseamos'', dijo. "Un mundo en que los extremistas ya no amenacen a nuestros pueblos, y en que las tropas estadounidenses hayan regresado a casa; un mundo en que israelíes y palestinos estén igualmente seguros en sus respectivos estados, y en que la energía nuclear se use para fines pacíficos; un mundo en que los gobiernos sirvan a sus ciudadanos, y en que se respeten los derechos de todas las criaturas de Dios''.
El mandatario se detuvo en los temas de Irán, Irak y Afganistán, pero reservó sus palabras más duras para el conflicto entre palestinos e israelíes. No brindó iniciativas importantes en el proceso de paz del Medio Oriente, aunque advirtió a los israelíes y los palestinos que él se propone ocuparse directamente de lo que considera intransigencia en temas clave.
Su discurso en El Cairo, que él llamó "la ciudad eterna'', cumplió una promesa que hizo hace casi dos años, durante su campaña presidencial. Fue, tal vez, el discurso más osado de su joven presidencia, y Obama concedió sin ambages que no todas sus metas se conseguirían con facilidad o con rapidez.
"Yo he venido aquí en busca de un nuevo comienzo entre Estados Unidos y los musulmanes de todo el mundo, basado en los intereses compartidos y el respeto mutuo, así como en la verdad de que América y el Islam no se excluyen mutuamente, y no tienen por qué competir entre sí'', dijo. ‘‘En vez de eso, ellos se entremezclan, y comparten principios comunes, principios de justicia y progreso, de tolerancia, y de la dignidad de todos los seres humanos''.
Su mensaje fue arrollador y firme --en ocasiones incluso recriminador--, promoviendo la democracia en Egipto, advirtiendo a los israelíes en contra de construir nuevos asentamientos, y admitiendo que EEUU ha incumplido sus ideales, en particular en el caso de la guerra de Irak. Asimismo, evocó un tono nuevo y lleno de matices, y algunas observaciones de Obama provocaron aplausos elogiosos de parte del público de 3,000 invitados en el Gran Salón de Recepciones de la Universidad de El Cairo.
Varias veces, por ejemplo, habló de "Palestina'', en lugar de la expresión más ambigua que suelen usar los líderes estadounidenses, "el futuro estado palestino''. Y, refiriéndose a los palestinos, mencionó deliberadamente "las humillaciones diarias, grandes y pequeñas, que provienen de la ocupación''.
Siga leyendo el artículo del diario El Nuevo Herald de Miami
"Tenemos la responsabilidad de unirnos para bien del mundo que deseamos'', dijo. "Un mundo en que los extremistas ya no amenacen a nuestros pueblos, y en que las tropas estadounidenses hayan regresado a casa; un mundo en que israelíes y palestinos estén igualmente seguros en sus respectivos estados, y en que la energía nuclear se use para fines pacíficos; un mundo en que los gobiernos sirvan a sus ciudadanos, y en que se respeten los derechos de todas las criaturas de Dios''.
El mandatario se detuvo en los temas de Irán, Irak y Afganistán, pero reservó sus palabras más duras para el conflicto entre palestinos e israelíes. No brindó iniciativas importantes en el proceso de paz del Medio Oriente, aunque advirtió a los israelíes y los palestinos que él se propone ocuparse directamente de lo que considera intransigencia en temas clave.
Su discurso en El Cairo, que él llamó "la ciudad eterna'', cumplió una promesa que hizo hace casi dos años, durante su campaña presidencial. Fue, tal vez, el discurso más osado de su joven presidencia, y Obama concedió sin ambages que no todas sus metas se conseguirían con facilidad o con rapidez.
"Yo he venido aquí en busca de un nuevo comienzo entre Estados Unidos y los musulmanes de todo el mundo, basado en los intereses compartidos y el respeto mutuo, así como en la verdad de que América y el Islam no se excluyen mutuamente, y no tienen por qué competir entre sí'', dijo. ‘‘En vez de eso, ellos se entremezclan, y comparten principios comunes, principios de justicia y progreso, de tolerancia, y de la dignidad de todos los seres humanos''.
Su mensaje fue arrollador y firme --en ocasiones incluso recriminador--, promoviendo la democracia en Egipto, advirtiendo a los israelíes en contra de construir nuevos asentamientos, y admitiendo que EEUU ha incumplido sus ideales, en particular en el caso de la guerra de Irak. Asimismo, evocó un tono nuevo y lleno de matices, y algunas observaciones de Obama provocaron aplausos elogiosos de parte del público de 3,000 invitados en el Gran Salón de Recepciones de la Universidad de El Cairo.
Varias veces, por ejemplo, habló de "Palestina'', en lugar de la expresión más ambigua que suelen usar los líderes estadounidenses, "el futuro estado palestino''. Y, refiriéndose a los palestinos, mencionó deliberadamente "las humillaciones diarias, grandes y pequeñas, que provienen de la ocupación''.
Siga leyendo el artículo del diario El Nuevo Herald de Miami
No hay comentarios.:
Publicar un comentario