Cambios, editorial sobre Honduras

Tras la primera jornada, de dos días, en San José las posiciones siguen férreas; sin embargo, tanto el mediador, el presidente Óscar Arias, como en las comisiones reflejaron en sus declaraciones “avances” que posibilitarán la continuación del diálogo en las próximas convocatorias del mandatario costarricense.

Pese a la complejidad de la crisis que hasta el mismo presidente de Brasil, Lula da Silva, reconoce hasta ahora, es necesario una solución pronta para recuperar la normalidad y dedicar recursos e iniciativas a los problemas desatendidos y que se agravarán en la medida en que esta situación se prolongue.

Ya los daños en la economía nacional son grandes y, como señalamos en esta columna, serán mayores si no se abren los espacios y se encauzan los esfuerzos hacia la normalización del quehacer nacional que asuma, como base, el pluralismo en un estado de derecho y con plenas garantías de los derechos ciudadanos.

Por ello, pese a las amenazas del exterior, los hondureños sabemos bien que después de los acontecimientos de estos días la democracia en nuestro país no será igual. La voz en las calles clama por participar, dejando atrás la representación nacida en las urnas y convertida en autoritarismo y privilegios para los electos.

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