sábado, julio 04, 2009

HONDURAS: "El general nos tendió una trampa"



Hay ya en Honduras un pequeño ejército de escondidos. Dirigentes del derrocado Gobierno de Manuel Zelaya, pero también líderes sindicales, periodistas incómodos, activistas sociales. El oficial con más galones de ese ejército clandestino, sin armas pero con miedo, es una mujer. Hace una semana, Xiomara Castro se dirigía a la nación en su calidad de primera dama. Ahora, la esposa de Zelaya está escondida. Desde su refugio, que pide no sea desvelado, le cuenta a EL PAÍS de qué forma el jefe de las Fuerzas Armadas, el general Romeo Vásquez, le tendió una "trampa" a su marido utilizándola a ella. El golpe funcionó, el presidente Zelaya fue sacado del país y, ahora, la comunidad internacional busca una solución para el país centroamericano.

Unos lo intentan por las buenas, pero otros (cuestión de carácter o de convicciones democráticas) no dudan en utilizar desde ya métodos más expeditivos. A la cabeza de los dialogantes está la Organización de Estados Americanos (OEA). Su secretario general, José Miguel Insulza, llegó ayer a Honduras para tratar de desbloquear la situación. Como no podía ser de otro modo, la parte más vehemente la lidera Hugo Chá-vez. El presidente venezolano ordenó ayer suspender el envío de petróleo a Honduras. Él sabe, y los hondureños también, que el nuevo Gobierno de Roberto Micheletti está abocado al sufrimiento si, además del desprestigio internacional, no tiene con qué hacer funcionar al país.

Los hondureños lo llaman "el barco del petróleo". Llega cada 12 o 15 días procedente de Venezuela, y no sólo sirve para que los vehículos marchen o las industrias funcionen. Según el acuerdo suscrito entre Zelaya y Chávez, la empresa venezolana Petrocaribe se encarga de suministrar a Honduras todo el crudo necesario para su funcionamiento, pero sólo cobra un 40% de la factura. Con el 60% restante, que se refinanciaba a bajo interés y con un plazo de pago de 25 años, el Ejecutivo de Zelaya funcionaba sin angustias. No hace falta explicar que, a cambio de un trato tan ventajoso, el presidente Manuel Zelaya estaba "a la orden" -una expresión muy utilizada aquí- del comandante Chávez. Después del golpe, Chávez sólo ha tardado seis días en suspender el convenio. Y, según fuentes hondureñas, ese es el plazo aproximado que queda para que este país empiece a notar la falta de petróleo.

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