
Después de pedir un mundo sin armas nucleares en Praga y plantear un nuevo comienzo con el mundo musulmán en El Cairo, Barack Obama, presidente de Estados Unidos, ha vuelto a dar un discurso histórico esta vez en Moscú en el que ha trazado un puente con Rusia y ha querido dejar claro un mensaje: "Estados Unidos quiere una Rusia fuerte, pacífica y próspera".
Obama ha hablado en la Nueva Escuela de Economía de Moscú, una institución independiente fundada en 1992 por economistas rusos en colaboración con socios occidentales, y ha defendido el impulso de las relaciones con Rusia, su histórico enemigo de la Guerra Fría. "A pesar de rivalidades pasadas, hemos sido aliados. Lo he dicho en Normandía y lo digo ahora en Moscú", ha asegurado el inquilino de la Casa Blanca, que ha dibujado un nuevo panorama en la diplomacia entre ambas potencias marcado por la reducción de arsenales nucleares.
"Lo fundamental en este siglo es que EE UU y Rusia deben tener intereses comunes. Americanos y rusos tuvieron el poder de destruir naciones, pero en el 2009 nuestra herencia es diferente, entendemos las consecuencias terribles de las guerras", ha dicho. Obama suscribió ayer junto al presidente ruso, Dmitri Medvédev, una serie de acuerdos, entre ellos una hoja de ruta para un tratado de desarme nuclear.
El nuevo START, que sustituiría al que está vigente desde 1991 y a otros acuerdos puntuales posteriores, marcará un límite de cabezas nucleares de entre 1.500 y 1.675 para cada país, mientras que los vehículos capacitados para transportar esas armas -misiles balísticos, bombarderos y submarinos- quedará fijado en una horquilla de entre 500 y 1.100. Los tratados actuales establecen un límite de 2.200 cabezas nucleares y 1.600 vehículos.
Escudo antimisiles
En política exterior, Obama ha afirmado que ambas potencias comparten "intereses comunes" en su lucha contra el terrorismo y la amenaza nuclear en Irán, Pakistán y Corea del Norte. De hecho, el presidente de EE UU ha supeditado el escudo antimisiles, uno de los puntos de fricción más importantes en las relaciones entre Washington y Moscú, a la intimidación nuclear que viene desde Teherán.
"Irán no debe tener armamento nuclear tampoco Corea del Norte. Por suerte, Medvédev y yo estamos de acuerdo en este punto", ha dicho Obama, quien ha añadido que, si desaparece la amenaza del programa balístico de Irán, desaparecerá "la razón de ser" del escudo de defensa antimisiles que Washington planea construir en Polonia y la República Checa.
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