jueves, agosto 13, 2009

Un plan de Obama divide a los EE.UU


Con una visita a tres estados, un sitio en Internet de la Casa Blanca para terminar con las "calumnias" y avisos en televisión, el presidente norteamericano Barack Obama lanzó esta semana una gran ofensiva para poder sacar adelante la reforma del sistema de salud, el proyecto en el cual se juega buena parte del éxito de su gestión.

El debate en torno a la reforma se ha tornado cada vez más áspero. Y las muestras de hostilidad crecen.

Si bien Obama se sintió cómodo entre los ciudadanos de Portsmouth, New Hampshire, ante los que explicó y defendió su plan, esto se debió en parte gracias al formidable despliegue de policías y servicios secretos en la sala. Afuera, sin embargo, unas mil personas se congregaron para fustigar el proyecto e insultar al mandatario, al que acusaron de mentiroso y tirano.

"Adolf Hitler se dedicó a la aniquilación de los más débiles... Eso es lo que ocurrirá aquí", dijo una manifestante, Diane Campbell.

Muy cerca, una niña enseñaba, junto con su madre, otro cartel con el juego de palabras " Obama lies, grandma dies " ("Obama miente, la abuela muere").

Es que la reforma sanitaria propuesta por Obama divide a la sociedad norteamericana de forma tan tajante como inesperada para la Casa Blanca. La intención oficial es ofrecer cobertura médica a casi 50 millones de norteamericanos. Pero el plan costaría más de un billón de dólares durante la próxima década. Obama prometió hacerlo sin aumentar el déficit, pero ahora el mandatario y el Congreso tendrán que decir cómo.

El ambiente hostil también golpea a los legisladores demócratas que defienden la reforma. En Saint Louis, Missouri, durante un encuentro con ciudadanos en el que la senadora Claire McCaskill intentó explicar el plan ante un auditorio enfurecido. "No entiendo estos insultos -señaló-. En serio, no los entiendo."

"¡Un día Dios te juzgará!", le gritó un hombre al senador demócrata Arlen Specter en un acto en Pensilvania. Y el representante David Scott, en Georgia, encontró una esvástica pintada en el cartel con su nombre en el exterior de su oficina luego de haber participado en una sesión de preguntas y respuestas. "Para todos los que emplean tácticas de miedo allá afuera, lo que resulta realmente aterrador es que no hagamos nada", dijo.

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