
Fueron nueve horas de debate y no hubo resultados. El ambiente de camaradería de la mañana solo fue una pantalla, pero al final del día fue visible que la reunión de cancilleres y ministros de Defensa de Sudamérica, que se desarrolló ayer en Quito a puerta cerrada, se efectuó en un clima de tensión.
Al final del día, cuando se esperaba una declaración conjunta, la delegación colombiana abandonó abruptamente el salón de conferencias del Hilton Colón. Pidió que se convoque a una nueva reunión, en donde se pueda llegar a acuerdos concretos, en donde todos los países sean tratados por igual, en palabras de Jaime Bermúdez, canciller de Colombia.
El principal punto de discordia fue la actualización del acuerdo entre Colombia y Estados Unidos para el uso de siete de sus bases militares, pues 11 de los 12 países de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) pidieron ayer a Colombia que presente el documento del convenio.
Lo hicieron con base en lo acordado en la cumbre de Presidentes de la Unasur en Bariloche, el 28 de agosto. Pero los delegados del Gobierno de Bogotá se negaron.
“El Presidente (Uribe) ofreció darnos el convenio. Las letras grandes y las chiquitas. Y no lo ha hecho”, dijo el vicepresidente de Venezuela, Ramón Carrizales, quien también llegó a Quito.
Sin embargo, el ministro de Defensa de Colombia, Gabriel Silva, puso sobre el tapete a otro actor. “Si se quiere conseguir la paz en la región, se debe evitar que se desarrollen armas nucleares, que puedan iniciar un conflicto”, precisó.
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