La historia de los alejamientos y aparentes reconciliaciones entre el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y su par colombiano, Álvaro Uribe, tiene ya una cierta tradición, por lo que no hay que excluir nuevos episodios de la saga; pero esta vez el inventor del chavismo, presunta izquierda radical latinoamericana, se ha pasado de la raya.
El líder bolivariano, raudo en distinguir una oportunidad propagandística, había cazado una excelente pieza con el acuerdo entre Colombia y Estados Unidos por el que Bogotá cede el uso de siete bases militares a Washington para combatir el narcotráfico. Y le estaba sacando provecho ante una opinión mayoritaria en América Latina a la que incomoda la idea de la presencia de tropas extranjeras en su suelo.
Y no era sólo Venezuela quien así reaccionaba, sino que, con grados diversos de intensidad, la medida tampoco gustaba en Brasil ni Argentina, no digamos ya en países de chavismo nominal como Ecuador, Bolivia y Nicaragua. Pero de eso a prestar a Colombia propósitos agresivos, además de afirmar que Bogotá no hace sino poner en práctica los mandatos de Estados Unidos, media un grotesco abismo. Otras preocupaciones tiene el presidente Obama que pensar en cómo amedrentar a Venezuela.
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El líder bolivariano, raudo en distinguir una oportunidad propagandística, había cazado una excelente pieza con el acuerdo entre Colombia y Estados Unidos por el que Bogotá cede el uso de siete bases militares a Washington para combatir el narcotráfico. Y le estaba sacando provecho ante una opinión mayoritaria en América Latina a la que incomoda la idea de la presencia de tropas extranjeras en su suelo.
Y no era sólo Venezuela quien así reaccionaba, sino que, con grados diversos de intensidad, la medida tampoco gustaba en Brasil ni Argentina, no digamos ya en países de chavismo nominal como Ecuador, Bolivia y Nicaragua. Pero de eso a prestar a Colombia propósitos agresivos, además de afirmar que Bogotá no hace sino poner en práctica los mandatos de Estados Unidos, media un grotesco abismo. Otras preocupaciones tiene el presidente Obama que pensar en cómo amedrentar a Venezuela.
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