jueves, noviembre 12, 2009

Las pruebas que afrontan los mercados emergentes

La crisis asiática de fines de los años 90 le enseñó una lección a los mercados emergentes: tratar de mantener un tipo de cambio fijo puede desencadenar una catástrofe si un país se aferra a esta política por demasiado tiempo.

Los gobiernos no tenían las reservas o la capacidad de elevar las tasas de interés lo suficiente para apuntalar sus monedas. Estas colapsaron y arrastraron a bancos y empresas con mucha deuda en moneda extranjera.

Antes y durante la crisis reciente, varias economías latinoamericanas y asiáticas ?con la notable excepción de China? permitieron la fluctuación de sus divisas. Las tasas de cambio flexibles ayudar a absorber los shocks. Sin la necesidad de defender un tipo de cambio fijo con altas tasas de interés, los bancos centrales de los mercados emergentes redujeron los intereses y protegieron parcialmente a los deudores domésticos de las turbulencias. Brasil, por ejemplo, redujo sus tasas en 2,75 puntos porcentuales y vio como el real se depreció 35% durante los meses en que la crisis arreciaba.

Los mercados emergentes más afectados fueron los de Europa del Este que le dijeron a su población que las tasas de cambio no variarían. Letonia defendió al lat y acabó en la unidad de cuidados intensivos del Fondo Monetario Internacional. Polonia, en cambio, no pretendió que podía contener la marea. Permitió la flotación del zloty y le fue mejor que a sus vecinos.

Siga leyendo el artículo del diario The Wall Street Journal, Américas, publicado en el diario La Nación de Buenos Aires

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