LA DEVALUACIÓN del bolívar, decidida por el Gobierno venezolano el pasado viernes, se ha vuelto contra Hugo Chávez, poniendo en evidencia la fragilidad de un modelo que se desmorona como un muñeco de nieve.
El primer efecto de la devaluación, por la que el dólar ha pasado de valer 2,15 bolívares a 4,30, ha sido un aumento incontrolado de los precios, que han subido de forma muy notable en las últimas horas. El Ejecutivo de Caracas había venido manteniendo de forma artificial un tipo de cambio muy elevado, a todas luces insostenible con una inflación anual del 25%, una caída del 2,5% del PIB en 2009 y una pérdida de confianza de los mercados en la economía del país.
Chávez amenazó ayer con expropiar los establecimientos y cadenas comerciales que, a su juicio, han incrementado sus productos de forma abusiva a lo largo de los últimos días. «Si los saqueadores del pueblo siguen abusando, el Estado expropiará esos negocios para dárselos al pueblo», aseguró con su habitual desprecio a la seguridad jurídica. Ayer mismo, funcionarios bolivarianos, escoltados por la Guardia Nacional, cerraron los primeros 70 comercios por «remarcar» precios.
El presidente venezolano anunció la creación de la Corporación de Mercados Socialistas (Comerso), una especie de cooperativa vertical para integrar productores y canales de comercialización, una medida de cara a la galería pero que probablemente no servirá para nada.
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El primer efecto de la devaluación, por la que el dólar ha pasado de valer 2,15 bolívares a 4,30, ha sido un aumento incontrolado de los precios, que han subido de forma muy notable en las últimas horas. El Ejecutivo de Caracas había venido manteniendo de forma artificial un tipo de cambio muy elevado, a todas luces insostenible con una inflación anual del 25%, una caída del 2,5% del PIB en 2009 y una pérdida de confianza de los mercados en la economía del país.
Chávez amenazó ayer con expropiar los establecimientos y cadenas comerciales que, a su juicio, han incrementado sus productos de forma abusiva a lo largo de los últimos días. «Si los saqueadores del pueblo siguen abusando, el Estado expropiará esos negocios para dárselos al pueblo», aseguró con su habitual desprecio a la seguridad jurídica. Ayer mismo, funcionarios bolivarianos, escoltados por la Guardia Nacional, cerraron los primeros 70 comercios por «remarcar» precios.
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