martes, enero 19, 2010

En el centro de Puerto Príncipe los machetes vuelven a alzarse

Nadie se mete con Wawa. Es uno de los "jefes" de Aviation, uno de los suburbios más pobres de Puerto Príncipe y, como tal, respetado en toda la zona del downtown de la capital haitiana que desde hace días hierve de violencia a golpe de pillaje, disparos y machetes.



El área se ha convertido en una zona roja para todo aquel que no provenga de aquí. Pero una palabra suya, un gesto, bastan para que los que van con Wawa sean respetados. Casi seguro.

El downtown, el centro pobre de Puerto Príncipe, está que arde. Y no sólo por las numerosas fogatas que desde la mañana han cubierto toda la ciudad en una intensa nube de humo. Se quema basura, pero también cuerpos, explica Wawa. Pero acercarse hasta la zona es imposible. "Demasiado peligroso", dice. Palabra de alguien que lo ha visto todo.

Wawa confirma que muchos de los presos escapados de la prisión capitalina tras el terremoto que derrumbó sus muros han vuelto a sus distritos: Bel Air, La Saline y Cité Soleil vuelven a ser territorio de las bandas.

Pasar por estas zonas no es fácil. Tras días de ininterrumpidos pillajes y tiroteos, la gente camina nerviosa, con miradas hostiles, por las abarrotadas calles rodeadas de escombros.

De pronto, la calle se agita, si cabe, más aún. Todos tratan de apartarse de una zona de la calle. Entre la multitud que se desperdiga se atisba una turba informe que grita y va cerrando su círculo sobre algo o alguien. No se puede ver. Pero los machetes y cuchillos que se alzan y caen una y otra vez no dejan lugar a dudas de lo que está pasando. No hace falta quedarse a averiguarlo. Hay que irse rápido. Pero Wawa puntualiza que hay que hacer una distinción entre los saqueos y los asesinatos.

"No acepto lo que está pasando", dice de los saqueos. Pero, al mismo tiempo, lo comprende: "La situación es realmente tan mala, la gente no tiene qué comer, no le queda más remedio que el saqueo", explica.

"Pero no lo hacen por malicia, sino porque lo necesitan. El gobierno no ha dicho nada ni ha entregado ninguna ayuda, se ha escuchado que los extranjeros han traído mucha ayuda, pero no han visto nada y por eso se ven obligados al saqueo", insiste.

"Si los extranjeros nos quieren ayudar, no hay problema, queremos que nos ayuden", asegura Wawa. Pero advierte que si la distribuyen ellos directamente, el pillaje no acabará "porque habrá gente que se quede sin ella". Lo necesario, sostiene, es que la ayuda sea entregada a comités de los barrios y que sean éstos los que se encarguen de distribuirla equitativamente.

Tampoco quiere que se encargue de la distribución el gobierno porque, afirma, "ellos se quedarán con casi todo para sus familias y a los haitianos les llegará muy poco".

Otra cosa muy distinta son los asesinatos, continúa Wawa. Eso es directamente atribuible a los líderes de bandas evadidos de la prisión y que "han vuelto y reivindican su puesto", ultimando si es necesario al que lo había ocupado en su lugar o, "si no lo encuentran, a su familia".

"Son vendettas ?asegura?, no son ataques arbitrarios." Un problema, explica, es que antes de que se produjeran las redadas que los llevaron a prisión, muchos de estos gangsters lograron esconder las armas y ahora las han recuperado.

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