Residentes de la capital haitiana apilaban cadáveres el miércoles en las calles devastadas por el terremoto más fuerte en más de 200 años en la empobrecida nación caribeña, que derrumbó miles de edificios desde escuelas y viviendas precarias al Palacio Nacional y la sede del cuerpo de paz de la ONU.
Muchas personas seguían atrapadas entre escombros, pero la destrucción era tan grande que sólo se podía estimar que la cifra de muertos sería de miles de personas. El arzobispo católico de Puerto Príncipe estaba entre los fallecidos y también al parecer el jefe de la misión de Naciones Unidas.
La Cruz Roja estima que podría haber hasta tres millones de personas afectadas por el terremoto de magnitud 7 y que llevaría uno o dos días tener una idea clara de los daños sufridos, según el vocero Paul Conneally.
Algunas réplicas continuaban sacudiendo la capital, donde viven dos millones de personas, mientras mujeres cubiertas de polvo se arrastraban entre llantos para salir de los escombros. Habitantes atontados vagaban por las calles tomados de las manos.
Miles de personas cantaban himnos religiosos en las plazas públicas. La gente sacaba cuerpos de los restos de casas derrumbadas y los cubría con sábanas al costado de las calles. Otros que buscaban a sus seres queridos levantaban las sábanas para ver el rostro de los cadáveres. Cinco niños y tres adultos muertos yacían afuera de un edificio destruído.
Países desde Estados Unidos a Islandia a Venezuela prometieron ayuda y equipos de rescate el miércoles, mientras comenzaba una operación de emergencia de grandes proporciones. La Cruz Roja y otras organizaciones de asistencia anunciaron importantes operativos para ayudar al país más pobre del hemisferio occidental.
Los extranjeros también deberán ayudar a sus propios representantes. La embajada de Taiwán quedó destruida y el embajador estaba internado, dijo ese país. La sede diplomática española también sufrió graves daños.
“Haití está en el centro de los pensamientos y la compasión del mundo”, dijo el primer ministro británico Gordon Brown. Decenas de miles de personas perdieron sus hogares en una ciudad en que los edificios son peligrosos incluso en condiciones normales.
“Los hospitales no pueden hacerse cargo de todas estas víctimas”, dijo el ex senador Louis-Gerard Gilles, mientras ayudaba a los sobrevivientes. “Haití necesita rezar. Todos debemos rezar juntos”.
Gran parte del Palacio Nacional colapsó pero el embajador haitiano en México, Robert Manuel, dijo que el presidente René Preval y su esposa sobrevivieron, sin dar más detalles.
Un recorrido por la capital mostró que decenas de miles de personas habían perdido sus viviendas y numerosas habían muerto.
Un camarógrafo de la Associated Press vio un hospital derrumbado en el que la gente gritaba pidiendo ayuda en Petionville, un distrito en el que residen muchos diplomáticos y familias ricas, así como personas pobres.
Reporteros de The Associated Press que estaban en la capital en el momento del sismo — el más poderoso en azotar Haití en más de 200 años — dijeron que el daño es asombroso incluso en un país acostumbrado a tragedias y desastres.
Unos 9.000 soldados de paz de la ONU apostados en Haití, la mayoría de ellos de Brasil, buscaron sobrevivientes durante la noche entre las ruinas de que había sido su cuartel general. El Ejército brasileño dijo que al menos cuatro de sus soldados murieron y cinco resultaron heridos. La agencia noticiosa oficial de Jordania dijo que tres de sus soldados de paz estaban muertos y otros 33 habían resultado heridos.
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Muchas personas seguían atrapadas entre escombros, pero la destrucción era tan grande que sólo se podía estimar que la cifra de muertos sería de miles de personas. El arzobispo católico de Puerto Príncipe estaba entre los fallecidos y también al parecer el jefe de la misión de Naciones Unidas.
La Cruz Roja estima que podría haber hasta tres millones de personas afectadas por el terremoto de magnitud 7 y que llevaría uno o dos días tener una idea clara de los daños sufridos, según el vocero Paul Conneally.
Algunas réplicas continuaban sacudiendo la capital, donde viven dos millones de personas, mientras mujeres cubiertas de polvo se arrastraban entre llantos para salir de los escombros. Habitantes atontados vagaban por las calles tomados de las manos.
Miles de personas cantaban himnos religiosos en las plazas públicas. La gente sacaba cuerpos de los restos de casas derrumbadas y los cubría con sábanas al costado de las calles. Otros que buscaban a sus seres queridos levantaban las sábanas para ver el rostro de los cadáveres. Cinco niños y tres adultos muertos yacían afuera de un edificio destruído.
Países desde Estados Unidos a Islandia a Venezuela prometieron ayuda y equipos de rescate el miércoles, mientras comenzaba una operación de emergencia de grandes proporciones. La Cruz Roja y otras organizaciones de asistencia anunciaron importantes operativos para ayudar al país más pobre del hemisferio occidental.
Los extranjeros también deberán ayudar a sus propios representantes. La embajada de Taiwán quedó destruida y el embajador estaba internado, dijo ese país. La sede diplomática española también sufrió graves daños.
“Haití está en el centro de los pensamientos y la compasión del mundo”, dijo el primer ministro británico Gordon Brown. Decenas de miles de personas perdieron sus hogares en una ciudad en que los edificios son peligrosos incluso en condiciones normales.
“Los hospitales no pueden hacerse cargo de todas estas víctimas”, dijo el ex senador Louis-Gerard Gilles, mientras ayudaba a los sobrevivientes. “Haití necesita rezar. Todos debemos rezar juntos”.
Gran parte del Palacio Nacional colapsó pero el embajador haitiano en México, Robert Manuel, dijo que el presidente René Preval y su esposa sobrevivieron, sin dar más detalles.
Un recorrido por la capital mostró que decenas de miles de personas habían perdido sus viviendas y numerosas habían muerto.
Un camarógrafo de la Associated Press vio un hospital derrumbado en el que la gente gritaba pidiendo ayuda en Petionville, un distrito en el que residen muchos diplomáticos y familias ricas, así como personas pobres.
Reporteros de The Associated Press que estaban en la capital en el momento del sismo — el más poderoso en azotar Haití en más de 200 años — dijeron que el daño es asombroso incluso en un país acostumbrado a tragedias y desastres.
Unos 9.000 soldados de paz de la ONU apostados en Haití, la mayoría de ellos de Brasil, buscaron sobrevivientes durante la noche entre las ruinas de que había sido su cuartel general. El Ejército brasileño dijo que al menos cuatro de sus soldados murieron y cinco resultaron heridos. La agencia noticiosa oficial de Jordania dijo que tres de sus soldados de paz estaban muertos y otros 33 habían resultado heridos.
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