El escándalo político que se desató a raíz de la violación del sigilo fiscal de la hija de José Serra (PSDB) por sectores vinculados al PT es el único factor que hoy puede explicar una hipotética segunda vuelta en Brasil.
Con una cuestionada estrategia de campaña y una elección improvisada de su candidato a la vicepresidencia, Serra hoy pierde en todos los estados de Brasil. No sólo cedió terreno en el Sur y Sudeste -regiones que se suponían ser de la oposición- sino que inclusive pierde en San Pablo, su baluarte electoral.
A su vez, la propaganda de Serra en el horario electoral gratuito tampoco contribuyó a levantar su imagen, y sus aliados del PSDB han sido excesivamente tímidos a la hora de mostrarlo como su candidato presidencial en momentos en que todos buscan usufructuar de la imagen de Lula, el presidente más popular de la historia brasileña desde que existen las encuestas.
Este escenario indicaba que la candidata del oficialismo, Dilma Rousseff (PT), se impondría en primera vuelta con comodidad, explicado fundamentalmente por el "voto Lula" así como su razonable desempeño en los medios de comunicación y la falta de errores gruesos. No obstante, a menos de un mes de las elecciones esta última variable se ha visto modificada y hoy monopoliza los titulares de los medios de comunicación brasileños.
Para comprender el alcance del actual escándalo debe tenerse en cuenta que su impacto real aún no ha sido medido por las encuestas, y su repercusión mediática promete continuar hasta el día de la elección.
Otro aspecto a tener en cuenta es su alcance electoral, ya que si bien el actual escándalo es mucho más grave que el acontecido en el 2006, su complejidad es infinitamente mayor para la comprensión del electorado.
Mientras que el episodio del 2006 tuvo un componente gráfico determinante para perjudicar la candidatura de Lula, con imágenes de la Policía Federal aprehendiendo in fraganti a miembros del PT con 1,7 millones de reales en un hotel paulista destinados a comprar informes falsos para perjudicar la entonces candidatura a gobernador de Serra en San Pablo, el actual escándalo es sólo acompañado de recibos y documentos.
En todo caso, el escándalo puede afectar algún sector del "voto independiente" de la clase media brasileña -la Clase C- que hoy reúne el 53,6% de la población, y podría revertir la situación de Serra en las grandes metrópolis, como en San Pablo, Minas Gerais y Río de Janeiro, que reúnen el 41,4% del electorado y son determinantes para definir la elección.
No obstante, no deberá afectar el voto del Norte y Nordeste, las regiones más carentes de Brasil, donde el "voto Lula" tiene mayor impacto electoral explicado en gran parte por el Bolsa Familia, el popular programa asistencialista del actual gobierno a las familias con menores ingresos.
En síntesis, en caso de que Dilma se imponga en primera vuelta, podrá conjeturarse que el actual escándalo no tuvo un impacto electoral significativo. De lo contrario, una segunda vuelta sólo puede explicarse por el actual episodio, ya que hasta el escándalo Serra estaba embarcado hacia una segura derrota.
Aunque todo indica que en un hipotético ballottage se impondría igualmente la candidata de Lula, Serra al menos evitaría la peor derrota del PSDB desde 1989. No obstante, esto sólo se sabrá en el día de la elección.
Fuente: Diario La Nación de Buenos Aires
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