viernes, diciembre 31, 2010

Cuando el reloj de los presidenciables marque que ya es 2011

La escena se repetirá a la misma hora, por el mismo motivo y en distintos puntos del país. Cada uno rodeado por sus íntimos y enfrascado en sus pensamientos. A algunos, la llegada de la hora señalada los sorprenderá. Otros estarán atentos a cada movimiento del segundero.

Pese a las diferencias, cuando el reloj marque que el año ya es 2011, todos quedarán hermanados por una realidad: el año electoral habrá empezado formalmente, la impiadosa carrera hacia la cima del poder estará en marcha, la obsesión con la que convivirán cada hora de los próximos meses, ocupará definitivamente su lugar. El reloj de arena se habrá dado vuelta.

La Presidenta volverá a enfrentar el vacío. El dolor de la ausencia volverá a mirarla de frente en Río Gallegos y quizás sea esta vez más impiadoso que nunca desde que Néstor Kirchner murió. "Que este 1º de enero nos encuentre a todos muy contentos con los seres queridos: cuídenlos, mímenlos y disfrútenlos", dijo esta semana durante un acto. No habló de Kirchner. Tampoco de "él". No hizo falta.

El brindis no le traerá respuestas. Todo lo contrario. Las dudas sobre si avanzar o no hacia la reelección seguirán en pie. Pero sí una certeza: el tiempo para decidir qué hacer con su futuro político empezará a escurrirse. La esperada determinación, con la que se ilusionan buena parte de los kirchneristas (y de la que dependen los planes del resto de los presidenciables), será la piedra angular del año que empieza.

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