La resolución de la ONU que autoriza los ataques para frenar la ofensiva de Gadafi ha iniciado la cuenta atrás para que se materialice una operación militar de castigo en el país magrebí. La situación sobre el terreno, con los rebeldes acorralados en Bengasi, requiere de una respuesta rápida de la comunidad internacional. Estados Unidos, que cuenta con la supremacía militar en el Mediterráneo, junto a Reino Unido y Francia, precursores de la resolución que prevé el uso de la fuerza, apuran las horas previas en la búsqueda de apoyos entre el mayor número posible de países, con especial atención en los vecinos árabes de Libia.
El ataque se prevé inminente, a juzgar por las declaraciones del portavoz del Gobierno francés, François Baroin, que ha asegurado que "se producirá rápidamente", posiblemente "en cuestión de horas". Aunque no ha querido dar más detalles, ha dicho que se trata de "una intervención que no es una ocupación, sino un dispositivo militar para proteger al pueblo libio".
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