martes, julio 19, 2011

El uso de reservas superó el límite

A 18 meses del cambio de autoridades en el Banco Central, se hace imperativo el restablecimiento de la solvencia fiscal

 
Desde que el Gobierno decidió, a fines de 2005, cancelar la deuda con el Fondo Monetario Internacional tomando reservas internacionales del Banco Central, la práctica oficial se ha repetido en cuatro oportunidades.

Hasta el 30 de junio último, fueron extraídos 25.720 millones de dólares, reemplazados en cada oportunidad por un bono a diez años, no negociable, con amortización íntegra al vencimiento y con una tasa de interés equivalente a la obtenida en promedio por la colocación de las reservas, pero con un máximo de la tasa Libor menos uno por ciento. En los niveles actuales de esta tasa resulta que no hay reconocimiento de interés en el bono.
Mostrando el gobierno nacional una muy dudosa proyección de solvencia fiscal a largo plazo y dadas estas circunstancias, cualquier auditor obligaría a valuar estos papeles muy por debajo de su valor, si es que no a un precio nulo. La entrega de divisas líquidas a cambio de esos bonos ha implicado para el Banco Central ceder un activo realizable contra prácticamente nada.

Las reservas acumuladas por el Banco Central no se construyeron sobre la base de superávit fiscal y por la compra de divisas en el mercado por parte del Gobierno. Fue el propio Banco Central el que las adquirió emitiendo pesos para poder hacerlo. De esa manera cada peso en circulación se convirtió en un potencial reclamo de quien lo posea para ser transformado nuevamente en dólares. La denominada base monetaria debe ser considerada por lo tanto un pasivo del Banco Central.

Es una regla de buena administración que esta entidad conserve suficientes dólares para poder responder a una corrida cambiaria si ésta ocurriera. La historia de nuestro país demuestra que éste no es un hecho meramente hipotético.

Pero los pesos emitidos, o sea la base monetaria, no es el único pasivo reclamable. También lo son las letras o títulos emitidos, las Lebac y Nobac, que debieron colocarse para absorber el exceso de expansión monetaria debido a que las reservas se hicieron con emisión y no con superávit fiscal. Son títulos de corto plazo que deben pagarse a su vencimiento con los intereses. Lo que corresponde entonces es analizar el balance completo del Banco Central, valorando sus activos y sus pasivos.

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