En una tensa audiencia en el Parlamento inglés, interrumpida cuando un manifestante lo agredió, el poderoso magnate de la prensa Rupert Murdoch, su hijo James y su mano derecha, Rebekah Brooks, negaron cualquier responsabilidad en el caso de las escuchas ilegales, aunque se disculparon por el escándalo que sacude a Gran Bretaña y que hace peligrar el futuro de News Corp, el mayor conglomerado global de medios.
Después de dos horas y media de comparecencia de Murdoch, un hombre vestido con una camisa a cuadros se levantó en el área pública de la sala, corrió hacia él y le arrojó en la cara un plato de estaño con espuma blanca de afeitar.
El agresor, identificado como Jonnie Marbles, un comediante británico y activista, fue golpeado por la esposa de Murdoch, Wendi Deng, y detenido por la policía. Por el incidente, la comparecencia tuvo que ser suspendida durante 15 minutos.
En su audiencia ante la comisión parlamentaria de Medios de Comunicación, Cultura y Deportes, el magnate australiano, de 80 años, aseguró que no se había enterado de la magnitud del caso de las escuchas hasta hace dos semanas, cuando se reveló que periodistas del News of the World, el tabloide sensacionalista de su imperio que cerró por el escándalo, habían intervenido el teléfono de una adolescente asesinada.
"Tuvimos vergüenza de lo que ocurrió. Fallamos a la confianza de nuestros lectores", explicó.
Murdoch dijo que se había sentido "totalmente horrorizado, conmocionado y avergonzado al enterarse del caso Milly Dowler", cuya familia recibió las disculpas en persona de Murdoch el viernes pasado.
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