El brutal asesinato de Facundo Cabral en Guatemala, es un atentado contra uno de los grandes trovadores, cantautores del mundo. No creo que sus victimarios hayan buscado a otra persona. Fueron por él. Horas antes les había regalado a sus seguidores su voz, sus letras, sus sueños, sus nubes, su misticismo.
Tuve el privilegio de conocerlo personalmente. De estar con él en conversaciones extensas sobre la vida. Le admiré su pasión con la que me narraba su experiencia de vida con la Madre Teresa de Calcuta. Allí conoció según sus propias palabras "el último nivel del ser humano". Lavar leprosos junto a Teresa, lo marcó.
Con una guitarra, con una voz maravillosa, pero sobre todo con un canto a la esperanza. Tantas cosas le pasaron que no se quejaba de ellas. Daba gracias a la vida de estar vivo.
Cuando me contó la fatídica muerte de esposa e hija en un accidente aéreo en los Estados Unidos, mirandolo a los ojos, sentí que esa pena aún lo acompañaba. Hice un silencio, no le pregunte más. Después, lo acompañe a un escenario, donde mejor se desenvolvia y allí entre reflexiones, cantos, frases con mucho contenido, iba raspando las cuerdas de su guitarra.
Facundo...te arrebataron la vida, esos coléricos asesinos que sobre seguro, quieren que tu muerte sirva para agitar más la turbulenta Guatemala.
Te echaremos de menos...aún tengo en mi mano el calor de las tuyas, con esa seguridad de un saludo y una despedida.
Qué estés bien, querido Facundo...los que te segaron la vida, no merecen una letra tuya. Si acaso te hubieran escuchado no se hubieran atrevido contigo.
Harás falta en un mundo donde el significado de la vida no vale nada. Pero tu Facundo, dejaste una estela de gran valor humano y extraordinario artista.
Paz en tu tumba, y Némesis se encargará de igualar las cuentas con quienes te arrebataron la vida.
Libardo Buitrago
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