El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, remitió el pasado 6 de junio -tres días antes del rescate a la banca- una carta urgente al presidente del a Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y al presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, en la que urge a las instituciones de la Unión y a los estados miembros a poner en marcha un proceso ambicioso de reforma interna que debería conducir a una mayor integración fiscal.
El tono de la carta es acuciante con frases como: "La situación empeora de manera acelerada y hay que atajarla cuanto antes" o "el euro está en riesgo; es necesario que actuemos de forma decidida a nivel nacional y comunitario para hacer frente a una situación cuyo desenlace es impredecible". Rajoy expone en la misiva su análisis y diagnóstico del momento de graves dificultades por las que atraviesa la zona euro y plantea su receta para conseguir superarlo.
El origen de la crisis Así, el presidente del Gobierno apunta al incumplimiento de dos premisas básicas -disciplina presupuestaria y flexibilidad de mercados- como la verdadera causa que ha conducido a la actual crisis. Cumpliendo con estos dos requisitos se evitarían las presiones sobre la moneda y se facilitaría la actuación de mecanismos de ajuste interno.
La falta de estos instrumentos es lo que en su opinión ha provocado que los ajustes se realicen siempre con "severísimas recesiones y dudas sobre la moneda única". Rajoy insiste en que hay un claro "riesgo de ruptura del euro" y ello provoca grandes dificultades para la refinanciación de la deuda e impide que los ajustes llevados a cabo por los países tengan un efecto positivo. "La situación es insostenible, impredecible y podría llevar el euro al límite", asegura el presidente.
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