viernes, enero 18, 2013

De Mali a Argelia


Lo que empezó hace una semana como un tropiezo político en Mali acaba de tener un desenlace letal en Argelia, país vecino a aquel donde, según informes llegados anoche, la toma de un campo de gas practicada por un comando terrorista de Al Qaeda se saldó con la muerte de al menos 34 rehenes y 15 extremistas. Cerca de 60 extremistas islámicos, liderados por el temible Mojtar el 'Tuerto' Belmojtar, habían tomado el centro de extracción de gas de Amenas, situado en el sureste del país, no lejos de la frontera siria. Entre los rehenes había cientos de trabajadores argelinos y siete extranjeros.
Después de una tensa jornada, el gobierno de Argelia ordenó atacar al grupo terrorista cuando se disponía a trasladar a algunos de los rehenes. Durante varias horas fue imposible saber el resultado del bombardeo, ni el primer ministro, Abdelmalek Sellal, consultó o informó a ninguno de los gobernantes de países a los que pertenecían los rehenes -Gran Bretaña, Bélgica, Kenia y Francia-, de modo que tampoco en dichos países tenían noticias de lo sucedido. Finalmente, una fuente militar informó sobre el balance de más de 40 muertos, entre ellos los siete extranjeros.
Súbitamente, pues, el desembarco de tropas francesas en Mali, cuyo gobierno está acosado por una rara coalición de rebeldes de diversos colores, produjo la violenta metástasis en Argelia, y demostró que la situación política en el África es capaz de ofrecer cualquier sorpresa. La organización extremista islámica Al Qaeda está presente en muchos países de la región y constituye una línea de pólvora irregular e inesperada. El comando que se tomó la factoría de gas procedía de Mali, donde es el socio más fuerte del ejército irregular que ha ocupado la mitad norte del país. Su amenazante presencia en esta nación, cuyo régimen es de los menos antidemocráticos de la zona, fue justamente lo que propició la llegada de tropas francesas y de algunos países africanos, ante la debilidad de las fuerzas militares locales. Francia tiene vínculos con Mali desde tiempos coloniales.
Varios aliados miraron con escepticismo la aventura francesa, que ahora ha dejado de ser solamente suya. Los secuestros indiscriminados que perpetró Al Qaeda en Amenas extienden necesariamente el conflicto a los países afectados. Françoise Hollande, el presidente francés, esgrimió el ataque terrorista como prueba de que el enemigo merece toda la atención, y Europa ya prometió ayuda estratégica: Bélgica enviará dos aviones C-130, España ofrece apoyo logístico e Italia, instructores. Muchos gobiernos considerarán brutal la reacción argelina tras el secuestro y las amenazas de Al Qaeda, pero otros pensarán que la crisis tuvo una solución inmediata y radical. Catherine Ashton, jefe de la diplomacia de la Unión Europea, manifestó su respaldo a Hollande: "Un número de países han expresado claramente que están listos a acompañar a Francia, sin excluir un apoyo militar".
El caso es que aún resulta prematuro adelantar hipótesis sobre la reacción que la guerra en Mali y el desenlace en Argelia producirán en la 'primavera democrática' del Magreb. Pero, mientras tanto, hay ya 1.400 soldados de Francia en Bamako, capital maliense, y serán 2.500 dentro de pocos días, al tiempo que se espera la llegada de nuevos contingentes de aliados africanos. La televisión oficial se ha encargado de exhibir las escenas de helicópteros artillados franceses y de aviones que depositan en el aeropuerto equipos de combate semipesados. En Diabali, cerca de la capital, ya se registraron los primeros choques entre los soldados franceses y los rebeldes. Y todo esto ha ocurrido en menos de una semana.


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