En Venezuela para llenar el carrito del supermercado hay que hacer una procesión, como si se tratara de las visitas a los siete templos en Semana Santa. Pero desde hace varias semanas el papel higiénico destaca entre las ausencias. La escasez de este producto no es, sin embargo, tan cíclica como la de harina, pollo, desodorante, aceite de maíz, azúcar y queso.
El papel higiénico está incluido en una lista de bienes vendidos a precios regulados por el Ejecutivo, de acuerdo con lo dispuesto en febrero de 2012 por la Superintendencia Nacional de Costos y Precios. Desde entonces las empresas decidieron reducir el tamaño de los rollos y seguir supliendo la demanda. Pero el pasado mes de abril las estanterías se vaciaron.
El funcionario justificó la ausencia de papel higiénico con una cuenta que ha provocado toda clase de bromas en las redes sociales. Dijo que “no hay deficiencia en la producción”, porque el consumo mensual es de 125 millones de rollos “y hay una sobredemanda” de 40 millones. “¿Cómo hizo para hacer ese cálculo?”, se preguntó César Miguel Rondón, el periodista más escuchado de la radio en Venezuela. A continuación leyó un mensaje llegado a su cuenta Twitter: “Si esa cuenta es cierta habrá que administrarse porque a los venezolanos les toca 1,5 rollos por persona”.
El Gobierno considera que la escasez es consecuencia de las compras nerviosas y de una campaña de la oposición para desestabilizar a Maduro, cuya legitimidad ha sido cuestionada debido al estrecho margen que obtuvo sobre su contrincante, Henrique Capriles, en las elecciones del pasado 14 de abril, y las denuncias de irregularidades en el acto de votación. En contrapartida, el empresariado afirma que el desabastecimiento obedece al control de cambios vigente en el país desde hace una década y a la inestabilidad política que ahuyenta la inversión. Es una confrontación constante. La respuesta más clara a esta situación la dio hace cuatro años, en una entrevista con el diario venezolano El Universal, el ministro de Planificación, Jorge Giordani: “El socialismo se construye a partir de la escasez”.
En medio de esta crisis de desabastecimiento se produjo la esperada reunión entre el jefe del Estado, Nicolás Maduro, y el presidente de Empresas Polar, Lorenzo Mendoza, principal productor de alimentos básicos en Venezuela, que terminó con una cordialidad que no se auguraba el fin de semana, cuando el mandatario sugirió que el conglomerado privado estaba acaparando los productos y era el responsable del generalizado desabastecimiento en el país.
El fin de semana el Gobierno declaró además que sospechaba que Mendoza, dueño de la segunda fortuna del país y ocupante del lugar 329º en la lista Forbes de los millonarios del mundo, había recortado la producción para el mercado local de harina precocida, con la cual se elabora la arepa, uno de los platos típicos de la mesa venezolana. Contra todo pronóstico, contradiciendo el bajo perfil que suele cultivar, Mendoza convocó una rueda de prensa para desmontar los argumentos del Ejecutivo venezolano: dijo entonces que operaba a su máxima capacidad, que su producto de harina precocida, Harina Pan —el líder del sector—, representaba el 48% de la producción de Venezuela y que la escasez obedecía a deficiencias de producción de los demás competidores. Y sugirió al Gobierno que le alquilara o vendiera alguna de las plantas que no funcionaban para ponerlas a trabajar. Maduro tomó esa respuesta como una provocación. El martes, mientras conversaba con un grupo de damnificados por las lluvias de 2010, dijo que la postura de Mendoza le había parecido altanera y que en la reunión “le cantaría sus cuatro verdades”. “Dio declaraciones como un candidato, aunque él dice que no es político”, agregó Maduro. Fue el mismo tono retador que había utilizado el domingo cuando escribió en su cuenta de Twitter: “Espero que de esta reunión se establezca un compromiso de cumplirle al país. Lorenzo Mendoza, te espero”.
Todo eso pareció haber quedado superado ayer. Tanto el empresario como el vicepresidente Jorge Arreaza coincidieron a la salida de la cita en que habían hablado en términos diáfanos sobre el problema de la cadena de distribución y que ambas partes estaban comprometidas a trabajar al máximo de sus potencialidades. “La reunión fue tremendamente cordial y se demostró claramente que estamos trabajando a toda capacidad”, dijo Mendoza posteriormente en un comunicado.
Para estimular la producción y hacer frente al desabastecimiento, el Gobierno incrementó el martes un 20% los precios máximos de venta de productos como el pollo, la carne de vacuno y todos los lácteos, una medida solicitada por los productores de alimentos. Los precios de los principales artículos de primera necesidad son regulados por el Estado.
Con el objetivo de fortalecer la reserva alimentaria, el ministro de la Alimentación, Félix Osorio, quien propuso a Maduro la subida de los precios, anunció que en el transcurso de esta semana llegará al país un cargamento con 760.000 toneladas de alimentos. Los productos, dijo, son aceite, leche completa en polvo, carne de res, atún y sardina en lata y azúcar cruda, entre otros, valorados en 466 millones de euros.
En medio de esta crisis de desabastecimiento se produjo la esperada reunión entre el jefe del Estado, Nicolás Maduro, y el presidente de Empresas Polar, Lorenzo Mendoza, principal productor de alimentos básicos en Venezuela, que terminó con una cordialidad que no se auguraba el fin de semana, cuando el mandatario sugirió que el conglomerado privado estaba acaparando los productos y era el responsable del generalizado desabastecimiento en el país.
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