sábado, mayo 07, 2005

CHINA / Locomotora del crecimiento mundial con EEUU

Como en la famosa teoría del efecto mariposa, un pequeño cambio en la potente economía china podría tener devastadoras consecuencias para el crecimiento mundial.En los últimos años, China ha entrado de lleno en el capitalismo y se ha convertido, junto con Estados Unidos, en la gran locomotora del crecimiento mundial. Acapara el 23% de la población del planeta, es la economía del globo que más rápidamente crece, y representa ya el 13,2% del PIB mundial. Las cifras económicas de este gigante asiático son abrumadoras y los rápidos cambios que ha sufrido en poco tiempo comienzan a asustar a las economías desarrolladas. El PIB cerró 2004 y 2003 por encima del 9% -el año pasado China registró la expansión más fuerte desde 1996- y la mayoría de las previsiones de los expertos apuntan a que la economía logrará mantener una tasa anual promedio del 8% en los próximos cinco años. Un objetivo que, según el Gobierno de Pekín, es necesario para sostener el desarrollo del país. Porque, como señala José Carlos Díaz, responsable de análisis de Intermoney, no hay que olvidar que “China sigue siendo un país pobre con bolsas de pobreza en las zonas rurales”. De hecho, las autoridades del país se han marcado como objetivo que la economía sea capaz de crear 10 millones de empleos anuales. Uno de los mayores logros de la economía china es haber conseguido “sostener el crecimiento durante un periodo tan dilatado”. Las bases del éxito del dragón amarillo radican en una gran mano de obra “disciplinada, motivada y barata”, en una elevada tasa de ahorro, que se traduce en inversión y, por tanto, en productividad, y en una economía abierta en la que “China exporta a todas partes y compite con todos”. Sin embargo, este desarrollo desenfrenado es peligroso. Todo crecimiento desmedido provoca cuellos de botella en todos los sectores, que se traducen en problemas de maquinaria, problemas de urbanismo, problemas de suministro de materias primas....La cuestión es que en el mundo globalizado en el que vivimos, la economía china se ha convertido en uno de los principales actores de un delicado sistema de equilibrios, en el que cualquier cambio puede desestabilizar todo el sistema. Recalentamiento. En este contexto, una de las grandes amenazas es el posible recalentamiento del gigante asiático. Una opinión que comparte el propio Gobierno del país,que ha intentado, hasta ahora con escaso éxito, imponer medidas de control macroeconómico, como la congelación de proyectos en hierro, acero y cemento, el freno a los préstamos bancarios para sectores sensibles, o el aumento de los tipos de interés. El objetivo es evitar que, al igual que ocurrió en Japón, un exceso de inversión haga estallar una burbuja que lleve a la deflación. Ello, arrastraría a otras economías asiáticas y latinoamericanas, y probablemente a Estados Unidos y Europa. Y es que, una recesión que desplomara los precios provocaría un efecto dañino sobre otras economías que tendrían que competir con productos chinos a precios aún más bajos que los actuales. Sin embargo, y a pesar de que algunos organismos como el Banco Mundial predicen un “aterrizaje suave” de esta economía asiática, lo cierto es de momento, el PIB no da señales de cansancio y, por el contrario, ha empezado el año con fuerza, con un avance del 9,5% en el primer trimestre.

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