sábado, julio 23, 2005

Cuidado que las investigaciones no "gatillen" la xenofobia

La muerte de un sospechoso en el subte de Londres volvió a descontrolar los nervios de los británicos. Es el tercer acto de violencia en algunos pocos días en el centro vital de Londres y la calma mostrada tras los ataques comienza a desaparecer. Algo que podría despertar un peligroso pensamiento xenófobo que yace latente en la sociedad británica y en toda Europa. El "tube" es el sistema de arterias y venas de Londres. Allí transcurre buena parte de la vida cotidiana de tres millones de personas. Dos atentados en apenas 15 días, una cacería de terroristas por sus entrañas y la muerte de uno de los buscados, hacen tambalear ese estilo de superación y estoicismo que contiene lo que se denomina como la "flema" británica. Los londinenses habían tomado con gran integridad y extrema calma el primer ataque del 7 de julio. El segundo intento de atentado del jueves hizo perder buena parte de esa confianza que habían adquirido ante la primera desgracia. La cacería de ayer y la muerte del sospechoso de cinco balazos a muy corta distancia y cuando no parecía constituir un peligro para los 20 policías que lo acechaban, han traspasado muchas de las convicciones que componen el carácter británico . Las opiniones de los que ayer desfilaron por las cámaras de la BBC y la CNN tras ser evacuados de las estaciones de subte coincidían en que "ahora sí, que estamos nerviosos" y que "ya no podemos confiar" en que vamos a sobrevivir a un simple viaje. Era la comprobación de que el hasta ahora seguro y protector sistema de transporte subterráneo británico ya no parece dar esa protección que dio en los últimos cien años.A esto hay que agregar un hecho absolutamente inusual para la crónica policial británica como es la muerte de un sospechoso a manos de un policía que le dispara cinco veces sin que el hombre aparentemente lo enfrentara con un arma. De acuerdo a las estadísticas de Scotland Yard entre 1997 y septiembre de 2004, la policía abrió fuego en apenas 20 ocasiones, matando a siete personas e hiriendo a once. Si bien las extremas medidas de seguridad tomadas en los últimos años cambiaron la imagen del bobby armado con un silbato y un palo, la de un policía matando a un fugitivo ante la vista de todo el mundo es aún inconcebible para los estándares británicos. Una discusión de miles de usuarios de Internet en el sitio del diario The Guardian de ayer marcaba claramente la impresión causada por el hecho. "Espero que haya sido un terrorista porque de lo contrario no habrá explicación posible", decía uno de los participantes. Y varios lectores musulmanes advertían de que si el muerto es una persona de esa comunidad, ellos van a pensar que "fue un simple fusilamiento". Y ahí está el esencia de la discusión. Esta cacería lanzada por la policía y la continua ola de terror lanzada por los atacantes podría desatar esos sentimientos xenófobos que están dentro de la sociedad británica y europea en general. El neonazi National Front y todos los grupos que lo suceden desde que se hicieron fuertes en los ochenta, ya lograron avances electorales y mantienen representantes en gobiernos regionales. Y desde los ataques del 7-J todos esos grupos agitaron el fantasma del inmigrante terrorista. Incluso, en algunas regiones incitaron a "expulsar a los paquis" (despectivo contra los paquistaníes) y por ende a cualquier inmigrante asiático o árabe.Ayer ya se dieron algunas señales en este sentido. Tras la nueva alarma en el subte, varias mezquitas recibieron amenazas de bombas. Y una de las más importantes, la de Whitechapel Road que recibe 7.000 feligreses cada viernes, fue acordonada por la policía por varias horas. Inayat Bunglawala, portavoz del Consejo Británico Musulmán pidió "calma y comprensión" para la comunidad. Una ola de incidentes raciales sólo ayudaría al caos y le daría una sensación de triunfo a los terroristas.

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