La Vanguardia de España también se ocupa de la situación en el reino de Arabia Saudita, en su línea editorial:
Arabia Saudí, el primer productor y exportador de crudo del mundo, continuará con el suministro requerido para asegurar la estabilidad del mercado petrolero. Esto es lo primero que hicieron saber al mundo las autoridades saudíes tras comunicar oficialmente la muerte del rey Fahd. Poco después, el nuevo rey que se sienta sobre el trono de las mayores reservas mundiales de hidrocarburos, su hermanastro, el hasta ahora príncipe heredero Abdullah, firmó su primer decreto para confirmar a todos los miembros del Consejo de Ministros. El mundo, y sobre todo el mercado petrolero, agradecieron la continuidad en un país geopolítica y económicamente clave. En verdad no podía ser de otra manera porque el nuevo soberano saudí ha sido quien realmente ha llevado las riendas del Gobierno desde que, hace diez años, el ahora fallecido rey Fahd quedó imposibilitado. La familia Saud, que controla y manda con mano de hierro este país ultraconservador desde su fundación, define anticipadamente a los sucesores como fórmula eficaz para mantenerse en el poder.
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