lunes, octubre 10, 2005

Supervivientes de zonas aisladas de Pakistán se enfrentan al caos, al hambre y a la falta de ayudas

Miles de personas esperan desesperadamente en las zonas de alta montaña de Pakistán la llegada de las ayudas dos días después del seísmo que ha dejado más de 20.000 muertos. Veinticuatro cooperantes de la ONG española Bomberos Unidos han sido los primeros en acceder, vía aérea, en la zona devastada de Bagh. Mientras, en Muzaffarabad y Balakot, los supervivientes se quejan de la falta de asistencia y alimentos. Las rutas que llegan a la Cachemira paquistaní están bloqueadas por los derrumbes. El agua y la electricidad están cortadas y numerosos hospitales han quedado derruidos. En numerosos lugares, se repiten las escenas de ver a los supervivientes tratando de sacar con sus propias manos de los escombros los cuerpos de sus seres queridos dos días después del desastre. "Nuestra ciudad se ha transformado en un montón de ruinas con gente muerta pero dos días después no tenemos ninguna ayuda", se queja Mohammad Zaheer, un supervivientes de Balakot, al norte de Pakistán. "Hemos sobrevivido al temblor de tierra pero nos vamos a morir de hambre y frío". En esta localidad ha muerto un millar de niños sepultados en su colegio. Sólo unos pocos han podido ser rescatados con vida. Hoy mismo, han sido liberados, entre gritos de alegría, un pequeño de seis años y otro de cuatro. El seísmo, lamentaba el Ejército, "se ha llevado a toda una generación" al haberse cebado con escolares. El tiempo apremia. Expertos de la ONU acostumbrados a este tipo de operaciones han advertido que quedan pocas esperanzas de encontrar supervivientes bajo los escombros. "Ciertas regiones no han podido ser todavía objeto de evaluación", reconoce en Islamabad Gerhard Putman-Cramer, responsable de la ONU para la coordinación de asuntos humanitarios. A una zona montañosa de la zona de la Cachemira paquistaní, Bagh, a la que sólo se puede acceder vía aérea, se ha trasladado ya parte del equipo de Bomberos Unidos. Posteriormente le seguirá un segundo grupo. La elevada carga en el aparato (unos 4.000 kilos en material de asistencia, en el que se incluye un hospital de campaña y medicamentos ) ha hecho imposible el traslado en un solo viaje, según relata Ángel, uno de los cooperantes.

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