martes, diciembre 06, 2005

Un estudio confirma que Beethoven murió envenenado con plomo

Un sofisticado análisis del cráneo de Ludwig van Beethoven sostiene que el célebre compositor alemán murió envenenado con plomo. Así lo informaron hoy investigadores del Laboratorio Nacional Argonne en Chicago, Estados Unidos, dependiente del Departamento de Energía. El laboratorio analizó fragmentos óseos de la parte posterior del cráneo de Beethoven identificado hace poco por científicos californianos. Los huesos fueron sometidos a un estudio con el aparato de rayos X más poderoso del país, gracias al que pudieron establecer que el compositor sufría desde antes de los 20 años las consecuencias de una intoxicación con plomo. "El hallazgo de elevados niveles de plomo en el cráneo de Beethoven, junto a los resultados de ADN que indican la autenticidad de los restos mortales, proveen evidencia sólida de que el músico sufrió de una sobrecarga tóxica de plomo", dijo Bill Walsh, el director del equipo de investigación. Aunque descubrieron la causa de su fallecimiento, los científicos e historiadores no lograron determinar cómo el plomo llegó a su organismo. Algunos especulan con que podría haberse debido a la costumbre de Beethoven de tomar vino en copas de plomo, o a tratamientos médicos con ese metal. Estos análisis vienen a confirmar exámenes anteriores de varios cabellos de Beethoven que habían revelado una concentración de plomo en su organismo, la causa probable de su mala salud durante gran parte de su vida, y razón de su muerte, el 26 de marzo de 1827, a los 56 años de edad. "No hay ninguna duda según mi entender que Beethoven fue víctima de un envenenamiento con plomo", dijo Walsh, toxicólogo del Pfeiffer Treatment Center en Warrenville, que dirigió la investigación junto a Ken Kemmer, del Argonne. "La presencia de plomo en los fragmentos óseos del cráneo indica también que su envenenamiento con plomo no era reciente sino que duró muchos años", subrayó el científico. Beethoven comenzó a sufrir problemas estomacales hacia los 20 años, que luego se agravaron y le duraron toda la vida. El músico consultó a varios médicos para intentar encontrar una cura a sus persistentes problemas de salud. "Sufría de mala digestión, de dolores abdominales crónicos, irritabilidad y depresión", recordó Walsh. Si bien el plomo encontrado ahora explica el porqué de su quebrantada salud, no es suficiente para justificar la sordera que sufrió el magnífico compositor desde los 26 o 27 años.

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