sábado, enero 14, 2006

Acercamiento clave entre Lula y Evo Morales por el tema del gas

El gobierno brasileño recibió ayer al presidente electo boliviano Evo Morales con alfombra roja. Y no sólo políticamente sino en términos prácticos: Lula da Silva le prodigó a su futuro colega las honras que se le ofrecen a los jefes de Estado. Morales, que vistió una sencilla camisa veraniega, encontró en el ex sindicalista Lula un "compañero" dispuesto a darle una fuerte mano política. Lula encontró en Evo un hombre dispuesto a negociar los temas energéticos, específicamente el gas, en forma ventajosa para los dos lados. Así, según el propio Morales, su gobierno ofrecerá "seguridad jurídica" a las inversiones brasileñas, básicamente, las de Petrobras. No irá a "estatizar" las refinerías de la petrolera verde amarilla, que de hecho es el principal inversor extranjero y la principal empresa exportadora de Bolivia. "Nos confirmó que su plan de nacionalización no incluye expropiaciones", relató Marco Aurelio García, asesor internacional de Lula, al concluir el encuentro. El gobierno brasileño aceptó, en tanto, iniciar negociaciones para una sociedad con la frágil Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Bolivia (YPFB). Y admitió que está dispuesto a reducir sus ganancias y mantener sus inversiones en el país andino.En cambio, los gestos brasileños de ofrecer a Bolivia ser miembro pleno del Mercosur, no tuvieron eco en Morales, quien debe asumir el domingo 22. A la luz de las dificultades que ofrece el bloque a los socios más chicos (Uruguay y Paraguay), el futuro presidente boliviano se mostró muy cauto. Dijo que decidirá el rumbo a seguir con la región después de hacer una evaluación fina de las conveniencias para los pequeños empresarios de su país, sobre todo del sector textil. "Nuestro país es de pequeños productores. La asociación plena con el Mercosur será bienvenida sólo si fuera buena para las microempresas". Morales sostuvo que el libre comercio "no necesariamente es la solución para la mayoría de la población". La visita de Morales a Brasil forma parte de una larga gira internacional que concluirá el martes en Argentina y que incluyó países tan diversos como Venezuela, Cuba, China, España, Francia y Sudáfrica. En todo ese intenso y extenso periplo, Morales no perdió sus modos de líder indígena. No usó jamás corbata; pero eso no le implicó estorbos a la hora de ser recibido por grandes líderes mundiales. Ayer, se lo vio cómodo y sonriente al lado de Lula, que sí usaba un traje gris de corte impecable. Es cierto que comparten un elemento en común: son formados en el sindicalismo. Ahí terminan las comparaciones: Lula fue desde un principio un obrero fabril y por lo tanto se define como hombre esencialmente urbano. Morales en cambio recibió la influencia de una base campesina. Al evaluar el encuentro de ayer, Marco Aurelio García dijo: "El presidente Lula entró tranquilo a la reunión y salió todavía más tranquilo". Se refería a la continuidad de una sociedad estratégica entre los dos países en el área de energía. Morales explicó a sus interlocutores brasileños que las nacionalizaciones que proyecta en el área de hidrocarburos afectarán, exclusivamente, a las empresas "que no estén comprometidas con los intereses nacionales bolivianos". En una conferencia de prensa ofrecida por la tarde de ayer, Morales subrayó: "Vamos ser radicales con los petroleros contrabandistas. Esa es nuestra posición oficial". En el Palacio del Planalto, Lula, el canciller Celso Amorim y el asesor García, se apuraron a señalar a Morales que Petrobras está dispuesta a cumplir con la nueva legislación boliviana y que la empresa "nunca se opuso" a esa ley. El presidente de la petrolera estatal brasileña José Sergio Gabrielli, quien estuvo presente durante la reunión en el despacho del presidente de Brasil, fue uno de los que respiró aliviado. Pero hay un dato por lo menos llamativo que revela que Lula busca disminuir la dependencia del mercado nacional respecto del gas boliviano. Petrobras anunció inversiones de 18.000 millones de dólares en el yacimiento gasífero de Santos. Así, en 2010, la producción de gas procedente de esa cuenca se igualará a los 26 millones de metros cúbicos que Brasil importa diariamente desde Bolivia. "Bolivia precisa muchas inversiones, pero los inversores deben ser socios de nuestro gobierno" sentenció Morales ante la puja que se insinúa con Brasil. Esto lo dijo en la conferencia de prensa final, posterior a la reunión con Lula. Para el asesor internacional de Lula esto no traerá problemas ya que el gobierno brasileño "no tiene dificultades en asociarse con Bolivia para explotar el sector energético. Hay otros países en las que los Estados detentan la propiedad del subsuelo y Petrobras se asocia sin dificultades".Como sea, quedó decidido que se formará una comisión mixta para discutir los nuevos términos de la cooperación brasileño-boliviana.En tanto, Morales se fue de Brasilia con las manos llenas de apoyo. De hecho, contará con el respaldo efectivo de Lula da Silva durante el primer año de su gestión en Bolivia. Lo que sigue dependerá de quién sea elegido presidente brasileño en octubre próximo. Hasta ahora, Brasil ha ejercido un papel moderador frente a Estados Unidos: Amorim habló sobre Bolivia con el subsecretario de Estado Thomas Shannon el martes pasado. Ese mismo día, el venezolano Hugo Chávez acusaba a Washington de querer derribar a Morales.

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