Los médicos que han operado durante la noche a Ariel Sharon han detenido la "masiva" hemorragia cerebral del primer ministro israelí, que continúa ingresado en estado 'muy grave'. El titular de Finanzas, Ehud Olmert, ha asumido el mando y está presidiendo esta mañana una reunión de urgencia del Gobierno. Sharon, ingresado anoche en el Hospital Hadasa de Jerusalén, fue trasladado del quirófano a una sala de recuperación en la octava planta del edificio, en el Departamento de neurocirugía. Según fuentes hospitalarias, la "hemorragia fue detenida" y sus "signos vitales se mantienen constantes, aunque continúa en estado muy grave". El primer ministro, de 77 años, volvió a la mesa de operaciones tras haber sido sometido a una radiografía múltiple, según Shlomo Iosef Mor, director del centro hospitalario. La intervención, que comenzó a las once de la noche del jueves, fue interrumpida durante una hora y reanudada a las seis de la mañana. El primer ministro fue trasladado al Hospital Hadasa tras sentirse indispuesto en su rancho del Negev, a unos cien kilómetros de Jerusalén. Fuentes de su gabinete citadas por la edición digital del diario Haaretz sólo esperan ya "un milagro" que salve la vida del líder judío y los doctores han declarado que las posibilidades de recuperación son "muy bajas". La televisión israelí indicó que el equipo médico que participó en la operación, formado por los doctores argentinos Félix Umansky y José Cohen, drenó la sangre que había inundado la cavidad cerebral del mandatario tras el derrame sufrido. El portavoz de la oficina de Sharon, Raanan Gissin, declaró por su parte a la radio israelí que "la intervención quirúrgica ha salido como estaba prevista". Sharon ingresó la pasada noche al sufrir una hemorragia cerebral "masiva". Según los doctores un nuevo coágulo habría obstruido el riego en el cerebro del primer ministro y habría provocado la hemorragia, por lo que fue necesario recurrir a cirugía de emergencia para frenarla.
Ehud Olmert, al mando
El director del hospital dijo tras su ingreso que Sharon debía ser anestesiado y asistido con respiración artifical, por lo que se decidió transferir los poderes al viceprimer ministro y titular de Finanzas, Ehud Olmert. Por otro lado, y ante la gravedad del primer ministro israelí, Olmert preside una reunión no programada del Consejo de Ministros para analizar la situación derivada de la ausencia por enfermedad de Sharon. El portavoz de la oficina del primer ministro dijo que, a pesar de los problemas de salud de Sharon, la situación en el gobierno es normal y que "no se ha producido ningún vacío de poder, ya que todos los ministros continúan trabajando". No obstante, distintos medios israelíes consideran "difíciles y preocupantes" las posibilidades de recuperación de Sharon tras su paso por el quirófano, ya que el derrame cerebral es un accidente clínico muy grave y las lesiones derivadas de esta dolencia podrían haber afectado cuando menos a las facultades motrices del primer ministro.
La candidatura, en el aire
Los ciudadanos israelíes han sido convocados a las urnas para el 28 de marzo, en unos comicios a los que Sharon tenía previsto presentarse como candidato por su nueva formación, Kadima. Sharon iba a ser ingresado hoy en un hospital de Jerusalén para someterse a una angioplastia mediante cateterismo para suturar una pequeña perforación en su corazón. Este problema podría haberle causado el infarto cerebral que sufrió el 18 de diciembre. El ex líder del Likud estuvo entonces hospitalizado durante 40 horas por una diminuta mancha en el cerebro que "no significa nada y que ha dejado el coágulo", pero esa situación le condujo al infarto cerebral, según explicó un responsable del centro médico. Asimismo, los principales líderes mundiales han manifestado su preocupación por la salud de Sharon. El primer ministro palestino, Ahmed Qurea, sigue con "gran preocupación" su evolución y le ha deseado un "rápido restablecimiento".
Con similares palabras se expresó el ministro británico de Exteriores, Jack Straw: "Rezamos para que se produzca un milagro". George W. Bush, se refirió a él que como un hombre de "paz y coraje" y lanzó un comunicado donde compartía la "preocupación del pueblo judío".
El director del hospital dijo tras su ingreso que Sharon debía ser anestesiado y asistido con respiración artifical, por lo que se decidió transferir los poderes al viceprimer ministro y titular de Finanzas, Ehud Olmert. Por otro lado, y ante la gravedad del primer ministro israelí, Olmert preside una reunión no programada del Consejo de Ministros para analizar la situación derivada de la ausencia por enfermedad de Sharon. El portavoz de la oficina del primer ministro dijo que, a pesar de los problemas de salud de Sharon, la situación en el gobierno es normal y que "no se ha producido ningún vacío de poder, ya que todos los ministros continúan trabajando". No obstante, distintos medios israelíes consideran "difíciles y preocupantes" las posibilidades de recuperación de Sharon tras su paso por el quirófano, ya que el derrame cerebral es un accidente clínico muy grave y las lesiones derivadas de esta dolencia podrían haber afectado cuando menos a las facultades motrices del primer ministro.
La candidatura, en el aire
Los ciudadanos israelíes han sido convocados a las urnas para el 28 de marzo, en unos comicios a los que Sharon tenía previsto presentarse como candidato por su nueva formación, Kadima. Sharon iba a ser ingresado hoy en un hospital de Jerusalén para someterse a una angioplastia mediante cateterismo para suturar una pequeña perforación en su corazón. Este problema podría haberle causado el infarto cerebral que sufrió el 18 de diciembre. El ex líder del Likud estuvo entonces hospitalizado durante 40 horas por una diminuta mancha en el cerebro que "no significa nada y que ha dejado el coágulo", pero esa situación le condujo al infarto cerebral, según explicó un responsable del centro médico. Asimismo, los principales líderes mundiales han manifestado su preocupación por la salud de Sharon. El primer ministro palestino, Ahmed Qurea, sigue con "gran preocupación" su evolución y le ha deseado un "rápido restablecimiento".
Con similares palabras se expresó el ministro británico de Exteriores, Jack Straw: "Rezamos para que se produzca un milagro". George W. Bush, se refirió a él que como un hombre de "paz y coraje" y lanzó un comunicado donde compartía la "preocupación del pueblo judío".
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