



El semanario SEMANA de Bogotá revela los más escalofriantes maltratos y abusos sexuales a que fueron sometidos 21 soldados por sus propios superiores del Ejército. "No me queme, por favor, se lo suplico, no me queme". El soldado regular Jhon Jairo Cubillos Navarro, del Batallón Patriotas de la VI Brigada, le implora a su superior, el cabo primero José Rafael Tarazona Villamizar. En respuesta, éste lo tira al suelo, le da varias patadas y. como si estuviera marcando ganado, le quema la cara, una, dos y tres veces. Cubillos Navarro llora y trata de huir en un intento fallido, pues sus ojos están vendados y tiene las manos amarradas atrás. El cabo Tarazona guarda un breve silencio. Entonces, por un instante se escucha diáfano el rumor de las aguas del río Honda que corren adyacentes al Centro de Instrucción y Entrenamiento (CIE) del Ejército Nacional, en Piedras, un poblado del departamento del Tolima. Es el último miércoles del mes de enero, día 25, y como es natural por estas épocas del año, hace un calor infernal que abrasa esta región de llanuras espléndidas. Hasta esta unidad llegó el soldado Cubillos como miembro de la compañía Escorpión y con el teórico objetivo de salir en condiciones óptimas tanto físicas como mentales para combatir a los grupos armados ilegales. Al menos eso le dijo a su familia cuando se despidió de ella en el cercano municipio de Lérida, donde nació hace 24 años. Aunque en el fondo de su corazón alimentaba la secreta esperanza de que el Ejército le brindara una oportunidad y una carrera para ayudar a su familia. Creía tener los requisitos necesarios: obediente, buena gente, trabajador y, sobre todo, un profundo amor por los símbolos patrios.
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