La policía iraquí ha encontrado en las últimas 24 horas los cadáveres de 58 personas asesinadas en Bagdad y sus alrededores, tras el atentado contra un importante santuario chií en la ciudad de Samarra, al norte de la capital iraquí. Según un portavoz del Ministerio del Interior, todos los fallecidos son suníes y perdieron la vida de un disparo en la cabeza como represalia por el ataque al templo de Alí Al-Hadi. De los 58 cadáveres, 52 fueron hallados ayer en distintos barrios de Bagdad, mientras que los restantes han sido encontrados hoy en el área de Abu Deshier, al sur de la capital. Además, los cuerpos de tres periodistas iraquíes, entre ellos una conocida corresponsal de la cadena Al Arabiya, han sido encontrados acribillados a tiros esta mañana cerca de Samarra, según han informado fuentes policiales y de la propia cadena. Los tres desaparecieron ayer mientras cubrían el ataque contra la Mezquita Dorada de esa ciudad. Habían estado informando en directo desde los alrededores de Samarra, cerrada por las fuerzas de seguridad tras el atentado. La última conexión en directo con ellos fue a las 18.00 horas, según Al Arabiya. El equipo se disponía a regresar a Kirkuk cuando dos hombres armados llegaron a bordo de un vehículo realizando disparos al aire y gritando: "Queremos a la corresponsal", relató un cámara que consiguió escapar, según Al Arabiya. A continuación, se los llevaron y sus cuerpos han sido encontrados a unos 10 kilómetros al noreste de Samarra, ha indicado la policía y la cadena de televisión. Más de 60 periodistas han sido asesinados en Irak desde que comenzó la guerra en marzo de 2003, incluidos otros tres corresponsales de Al Arabiya.
Temor a una guerra civil
Según fuentes oficiales, el Gobierno iraquí, controlado por los chiíes, mayoritarios en el país, ha tomado medidas para reforzar la protección de los santuarios y los lugares de culto de las distintas confesiones religiosas. También ha decidido reconstruir "lo más rápidamente posible" el templo del imán Alí Al-Hadi, donde la destrucción de su famosa cúpula dorada no sólo ha desatado la ira de los chiíes en todo Irak, sino también en países como Irán, cuyos habitantes son en su mayoría seguidores de esa rama del islam. Grupos políticos y religiosos suníes han denunciado la quema de más de cien mezquitas suníes tras el atentado contra el santuario chií en Samarra. El Gobierno de Irak ha llamado a la calma y ha instado a los ciudadanos a fortalecer "la unidad nacional". El presidente del país, el kurdo Yalal Talabani, ha advertido del riesgo de que la situación degenere en una guerra civil por motivos religiosos. El Ejecutivo ha decidido convocar a los ulemas (doctores) de todas las confesiones para participar en una conferencia cuyo objetivo sea reforzar el diálogo nacional y reducir las tensiones entre la comunidad chií y suní. Talabani ha calificado el atentado en Samarra de "crimen para incitar al odio sectario".
Temor a una guerra civil
Según fuentes oficiales, el Gobierno iraquí, controlado por los chiíes, mayoritarios en el país, ha tomado medidas para reforzar la protección de los santuarios y los lugares de culto de las distintas confesiones religiosas. También ha decidido reconstruir "lo más rápidamente posible" el templo del imán Alí Al-Hadi, donde la destrucción de su famosa cúpula dorada no sólo ha desatado la ira de los chiíes en todo Irak, sino también en países como Irán, cuyos habitantes son en su mayoría seguidores de esa rama del islam. Grupos políticos y religiosos suníes han denunciado la quema de más de cien mezquitas suníes tras el atentado contra el santuario chií en Samarra. El Gobierno de Irak ha llamado a la calma y ha instado a los ciudadanos a fortalecer "la unidad nacional". El presidente del país, el kurdo Yalal Talabani, ha advertido del riesgo de que la situación degenere en una guerra civil por motivos religiosos. El Ejecutivo ha decidido convocar a los ulemas (doctores) de todas las confesiones para participar en una conferencia cuyo objetivo sea reforzar el diálogo nacional y reducir las tensiones entre la comunidad chií y suní. Talabani ha calificado el atentado en Samarra de "crimen para incitar al odio sectario".
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