Los invito a leer el editorial del diario El Comercio de Lima:
A la luz de la última encuesta de El Comercio, preparada por Apoyo, no podemos dejar de considerar que el país está en un punto de quiebre: se da la posibilidad de que un candidato sin credenciales democráticas llegue al poder y acabe con el sistema democrático. sí, lo delicado de la situación obliga a quienes propugnamos el Estado de derecho como cimiento político de nuestra vida en sociedad que actuemos, antes que nada, con sensatez. No es momento de recriminaciones ni mucho menos de derrotismo. Es momento de levantar la cabeza con coraje e inteligencia y de empujar el coche de la democracia sin distinción de preferencias partidarias. Es momento, en el par de meses que quedan para la segunda vuelta --que será la decisiva--, de demostrarle al país que la autocracia no genera crecimiento ni bienestar a largo plazo. Es momento de recordarles a quienes están confundidos que el retraso de nuestro país se debe en gran parte a gobiernos no democráticos que nos llevaron al descalabro económico y permitieron que países como Chile nos despuntasen. ¿Pero cómo explicarles a muchos de aquellos peruanos lo que pueden perder si sienten que no tienen nada que perder? ¿Cómo hacer para convencer a quien se siente ya en el despeñadero que la solución no está en dar un salto al vacío? ¿Cómo convencerlo de no tirar por la borda cinco años de crecimiento, el más sostenido de los últimos 50 años? ¿Cómo demostrarle al que solo le queda rabia, que aquel voto de protesta que le sale del hígado solo le traerá más pobreza? Solo un gran esfuerzo conjunto de la ciudadanía comprometida con el orden democrático ayudaría a cambiar esta desacertada percepción. Así, los políticos deberán defender en forma solidaria las virtudes del sistema democrático, aun por encima de sus candidaturas (y enfatizamos lo de 'por encima'). Por su parte, los ciudadanos deberán poner su inmenso grano de arena y demostrar que el bienestar de todos los peruanos sí es su problema. Que están dispuestos a poner el hombro por los demás peruanos, por más iluso que esto suene. Y es que eso es patriotismo y es también la única salida a este estancamiento de décadas. En cuanto a la prensa, deberá empezar por dejar de inundar el país de pesimismo. ¿Cómo pedir que se vote por un sistema político en el que, según la gran la mayoría de medios, todo es malo? En el que prácticamente todas las autoridades --ni las más prestigiosas y honorables se salvan-- son tildadas de corruptas. En el que se hurga en la noticia para priorizar su parte negativa. No nos sorprenda, entonces, que gran parte del país quiera votar contra ese esquema de gobierno pesimista, corrupto y derrotista que los medios --unos menos y otros más-- hemos contribuido a exacerbar como cierto. No se trata, tampoco, de agredir o lanzar una guerra sucia contra quienes tienen puntos de vista opuestos. La democracia es tan noble y transparente que permite incluso agredirla o limitarla, si la voluntad popular así lo decide. Esa es una de sus grandezas y también una de sus debilidades. Aunemos esfuerzos para, con energía y sin derrotismo, asumir nuestra responsabilidad como demócratas y demostrarles a todos los peruanos que hay salidas, pero ninguna fácil. Señalarles que, eso sí, para que cualquiera de ellas sea sostenida y a largo plazo, requiere darse en democracia. Hacerles entender que nuestra historia está llena de soluciones facilistas y demagógicas que terminaron irremediablemente en el fracaso. Como vemos, ha llegado el momento de actuar decididamente por la democracia. Lo instamos a dar el paso.


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