Editorial del diario La Tercera de Santiago, que invito a su lectura:
Generar confianzas, consolidar climas políticos que favorezcan e impulsen el diálogo, no es un esfuerzo simple ni rápido cuando lo que se pretende dejar atrás son períodos largos de desencuentro en las relaciones entre estados, aunque haya habido en el intertanto momentos más fluidos que otros. Esta consideración, aparentemente tan simple, contiene la dosis necesaria de prudencia y voluntad para producir avances efectivos. Y es ese, por tanto, el sentido que debiera primar en los contactos futuros entre las autoridades de Chile y Bolivia. Es el anterior un llamado que cobra especial validez luego que el martes el Presidente boliviano ofreciera restablecer las relaciones diplomáticas con Chile, rotas en 1978, siempre y cuando se produzca un "compromiso expreso y manifiesto del gobierno chileno de resolver todos los problemas pendientes de nuestra agenda bilateral, incluido, con carácter prioritario, el acceso libre, continuo y soberano de nuestro país al Océano Pacífico". En la medida en que la propuesta boliviana insiste en una salida soberana al Pacífico y orienta sus pasos hacia la "suscripción de un nuevo tratado bilateral" con Chile, lo que necesariamente desconoce la intangibilidad del ya existente desde 1904, no puede ser un ofrecimiento atendible. El respeto a los instrumentos del derecho internacional persiste como una condición ineludible para la armonía y paz en las relaciones entre los estados, una realidad correctamente entendida, en forma transversal, por una buena cantidad de representantes de la política nacional.


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